Rudolf Steiner - EL MISTERIO DE MICAEL (cuaderno 2) (30 de Noviembre de 1924) REFERENCIA SEGUNDA: EL ACCIONAR DE LAS FUERZAS DE MICAEL EN EL PRIMER DESARROLLO DEL ALMA CONSCIENTE En la época del impacto del alma consciente en el desarrollo terrenal de la humanidad, ha sido difícil para los seres del mundo espiritual, aproximarse a la humanidad. Los acontecimientos terrenales tomaron una forma que evidenciaba, que se tornan necesarias circunstancias de un tipo muy especial, para posibilitar al camino de lo espiritual a la vida física de la humanidad. Por otra parte empero, esta forma muestra, como lo espiritual, donde aún actúan los poderes del pasado y ya comienzan a actuar los poderes del futuro, con energía busca su camino hacia la vida terrenal de la humanidad. Allí se desarrolla entre 1339 y 1453 una guerra desconcertante de más de cien años de duración, entre Francia e Inglaterra. En esta corriente espiritual desfavorable para el desarrollo del hombre que causa confusión, tienen lugar acontecimientos de impedimento a aquello que con rapidez mayor hubiese introducido al alma consciente a la humanidad. CHAUCER, que falleció en el siglo catorce, ha fundamentado la literatura inglesa. Tan solo tenemos que tomar en cuenta, las consecuencias espirituales ocasionadas en Europa por esa fundamentación literaria y hallaremos significativo al hecho que el acontecimiento no pudo configurarse libremente por caer en confusiones bélicas. A ello se agrega, que ya con anterioridad (1215), en Inglaterra había comenzado a imperar el pensamiento político aquel, que puede recibir su real expresión a través del alma consciente. También la adicional evolución de ese acontecimiento cae en las privaciones bélicas. Estamos allí frente a una época, en la cual las fuerzas espirituales, que al hombre lo quieren desarrollar de manera tal como ha sido dispuesto desde un comienzo, por poderes espirituales superiores-divinos, encuentran sus adversarios. Estos adversarios quieren guiar al hombre a otras vías que aquellas que le fueron señaladas desde un inicio. No podrían entonces implementar sus fuerzas iniciales para su desarrollo posterior. Su influencia cósmica perdería su poder fructífero. Se convertiría en una parte destinada a la resecación de su entidad. La consecuencia de ello sería, que el hombre podría convertirse en presa de los poderes luciféricos o ahrimánicos, perdiéndose así, su desarrollo propio previsto. En el caso de que los opositores de la humanidad con estas tentativas no tan solo hubiesen logrado impedimentos en lugar de éxitos plenos, el impacto del alma consciente podría haber sido impedido. Un acontecimiento, en el cual se manifiesta de manera especialmente esplendorosa al afluir de lo espiritual en los acontecimientos terrenales, es en el caso de la presentación y el destino de Jeanne d’Arc (la doncella de Orleans 1412-1431). Aquello que hace para ella misma tiene los impulsos en la profundidad subconsciente del alma. Sigue las oscuras inspiraciones del mundo espiritual. Sobre la tierra impera la confusión, mediante la cual se procura impedir la implementación de la era de la conciencia. Micael tiene que preparar su posterior misión, desde el mundo espiritual. Él lo puede realizar allí, donde sus impulsos son recibidos en almas humanas. La doncella tiene un alma así. Actúa, aunque esto se posible en menos medida y menos visible para vida externa de la historia, también a través de muchas otras almas. En acontecimientos tales, como en la guerra entre Inglaterra y Francia encuentra su oposición ahrimánica. De su antagonista luciférico, a quien ha encontrado en esa época, ya hemos hablado en la consideración anterior. Este opositor empero se ostenta empero de manera especial en el hecho de cómo los acontecimientos han tenido lugar, al cabo del actuar de la doncella de Orleans. Estos acontecimientos nos muestran, que los hombres ya no podían asumir una postura frente a la intervención del mundo espiritual en los destinos de la humanidad, que pudo ser comprendida y también adoptada en su voluntad por los hombres, cuando aún existía la comprensión imaginativa. La postura frente a una intervención tal se ha hecho imposible con el cese del accionar del alma racional; la postura correspondiente al alma consciente por entonces aún no se había hallado; tampoco se ha conquistado. Así ha sucedido, que la configuración de Europa por aquel entonces se ha llevado a cabo desde el mundo espiritual, sin que los hombres tuvieran una comprensión referida a aquello que acontece, y sin que lo que ellos podían realizar, tuviese una influencia considerable sobre la configuración. Tan solo es menester imaginar aquello que hubiese acontecido en el siglo 15, sino hubiese habido una doncella de Orleans, y podremos tomar en cuenta, la importancia de este acontecimiento condicionado desde el espíritu. Existen a su vez personas, que a un evento tal, lo quieren explicar de manera materialista. Con ellos es imposible un entendimiento, por el hecho de que a lo espiritual de manera arbitraria lo formulan en el sentido materialista. De manera nítida se ostenta en determinadas búsquedas espirituales de la humanidad, que la misma ya no encuentra el camino hacia lo espiritual-divino sin dificultad, aún, en su intensiva búsqueda. Se trata de dificultades, que aún no existían en las épocas, en las cuales pudo obtenerse entendimiento mediante las imaginaciones. Para poder evaluar debidamente aquello a lo cual nos estamos refiriendo tenemos que entender lo dicho por personalidades que se han presentado como pensadores filosóficos. Un filósofo no puede ser evaluado tan solo según su efecto sobre su época, no, según la cantidad de personas que se han hecho eco de sus ideas. El filósofo más bien es la Expresión, la evidente entidad para su época. Aquello que una gran parte de la humanidad porta dentro de sí a modo de sentimientos inconscientes e impulsos vitales, es lo que el filósofo integra a sus ideas. Así, como el termómetro muestra el estado calórico de su entorno, el filósofo muestra el estado anímico de su época. Los filósofos no son la causa de la constitución anímica de su época, así como los termómetros no son los responsables de la constitución calórica de su medio circundante. Bajo esta condición previa contemplemos al filósofo RENÉ DESCARTES, quien actuaba cuando la época de la conciencia ya estaba en boga (ha vivido entre 1596 y 1650). El estrecho apoyo de su conexión con el mundo espiritual (el verdadero ser) es la vivencia “yo pienso, por lo tanto existo”. En el centro de la conciencia propia, del yo, busca percibir la realidad; y de hecho, tan solo tanto como puede indicarle el alma consciente. El ser humano de esta época, en cierto modo orienta al contenido aún casi vacío de su alma consciente, en intensa añoranza hacia el mundo espiritual. Hacia allá va, mediante un delgado rayo. Los seres del mundo espiritual que limita con el mundo terrenal de manera directa y las almas humanas residentes en la tierra tienen una difícil comunicación. La preparación suprasensoria de Micael, con respecto a su posterior misión es compartida de manera vivencia bajo grandes inhibiciones por parte del alma humana. Para poder comprender la esencia del clima anímico que se expresa en Descartes, lo podemos comparar con Agustín, quien según la formulación exterior se vale del mismo apoyo para la vivencia del mundo espiritual como Descartes. Tan solo, que en el caso de Agustín acontece a partir de la plena imaginativa del alma racional (ha vivido entre el 354 y el 430) Es justificada la percepción del parentesco de Agustín con Descartes. Solo que el intelecto de Agustín es aún el resto de lo cósmico, el de Descartes ya es aquel que entra de manera individual al alma humana. En el progreso de la tendencia espiritual de Agustín a Descartes podemos ver cómo se va perdiendo el carácter cósmico de las fuerzas del pensamiento, y como el mismo luego vuelve a aparecer en el alma humana. Vemos empero a su vez, como Micael y el alma humana en ocasión de dificultades se unen de manera tal que Micael puede conducir en el hombre, lo que otrora ha guiado en el cosmos. Las fuerzas-luciféricas y las fuerzas ahrimánicas obstaculizan ese encuentro. Las fuerzas luciféricas quieren que en el hombre se desarrolle aquello que le era propio en su infancia cósmica; las fuerzas ahrimánicas como opositoras, así y todo, actuando a la par, quieren desarrollar por sí solas, las fuerzas logradas en posteriores etapas mundiales, mientras que se reseque la infancia cósmica. Bajo tales incrementadas resistencias, por las almas humanas en Europa, se ha elaborado aquello que de impulsos espirituales a través de cruzadas, referido a antiguas ideas de conceptos del mundo desde oriente había recorrido a occidente. Y en esas ideas vivían vigorosamente las fuerzas de Micael. La inteligencia cósmica, cuya administración ha sido el legado espiritual de Micael, domina estos conceptos del mundo. ¿Cómo podían ser recepcionados, dado que existía una grieta entre las fuerzas del mundo espiritual y las almas humanas? Cayeron en las almas conscientes recién emergentes. Por un lado se encontraron con el impedimento dado en el alma consciente aún poco desarrollado. Cubrieron su eficiencia activa, la paralizaron. Y tampoco se encontraron con una conciencia portada por imaginación. El alma humana no las pudo relacionar consigo con plena comprensión. Fueron recibidas, ya sea de manera superficial, o de manera supersticiosa. Para poder entender los movimientos del pensar que por un lado se adhieren a los nombres de Wicliff, Huss, entre otros, por un lado y la denominación “entidad rosacruz” por el otro, tenemos que contemplar esta constitución espiritual. 1. En el comienzo de la era de la conciencia, el alma humana desarrolla aún en menor medida, sus fuerzas intelectuales. Se genera una falta de relación entre aquello que el alma está añorando en sus profundos fondos inconscientes y aquello que le pueden brindar las fuerzas de la región en la cual se encuentra Micael. 2. En esta ausencia de relación existe una acrecentada posibilidad para los poderes luciféricos, para retener al hombre en el ámbito de las fuerzas cósmicas infantiles, impidiendo así que para su siguiente desarrollo transite sobre los caminos de los poderes espirituales-divinos, con los cuales está relacionado desde un principio, conduciéndolo hacia los caminos luciféricos. 3. Existe la adicional posibilidad acrecentada para los poderes ahrimánicos, de desarraigar al hombre de las fuerzas cósmicas infantiles, siendo entonces, que su siguiente desarrollo pueda acontecer en su propio ámbito. 4. Ambas cosas no han acontecido por la presencia de las fuerzas de Micael; el desarrollo espiritual empero de la humanidad, tuvo que acontecer bajo la cohibición producida bajo esas circunstancias y ha sido siendo, lo que ahora es.
12. COHIBICIONES Y FOMENTOS DE LAS FUERZAS DE MICAEL EN LA INCIPIENTE ERA DEL ALMA CONSCIENTE (6.12.1924) Continuación de la segunda referencia: La encarnación del alma consciente, ha promovido a través de toda Europa, un trastorno en las vivencias religiosas del culto. En la transición de los siglos once y doce, se observa una clara evidencia de este trastorno, en la aparición de la “comprobación de dios” (en especial brindando por Anselm von Canterbury). La existencia de Dios debía ser comprobada mediante razones intelectuales. Un deseo de esta índole pudo producirse tan solo, cuando estaba desapareciendo la antigua manera de vivenciar a “Dios”, con la fuerza del alma. Dado que aquello que vivenciamos de esa manera, no lo ponemos de manifiesto mediante la lógica. El modo anterior ha sido, percibir de manera anímica, las inteligencias esenciales – llegando hasta las deidades - la nueva manera se ha constituido en aquella de desarrollar ideas de modo intelectual, acerca de los “remotos orígenes” del universo. Para la primera opción, se tenía las fuerzas de Micael, en el ámbito espiritual que limita de manera directa con el ámbito terrenal, que al alma detrás de las fuerzas del pensar orientadas a lo sensorio lo facultan con poderes, que perciben lo esencialmente inteligente en el universo; para la segunda opción tuvo que ser recién desarrollada la conjunción del alma con las fuerzas de Micael. En el ámbito de lo cuto, por parte de Wicliff en Inglaterra (siglo 15) hasta Huss en Bohemia, en extensos ámbitos de la vivencia religiosa humana entró en el vacilar una teoría fundamental como es la teoría de la Santa Cena. En la sagrada comunión, el ser humano pudo hallar su comunicación con el mundo espiritual, al cual tuvo acceso por obra del Cristo, dado que pudo reunirse con el Cristo en su esencia de manera tal, que el hecho de su unión sensoria, a su vez era de índole espiritual. La conciencia del alma racional pudo representar esa unión. Dado que esta alma aun tenía ideas tanto del espíritu como de la materia que concordaba, de modo tal que la una (la materia) en las otras (el espíritu), pudo ser pensado en la transición. Talesideas empero no pueden ser de índole intelectualista tal que requieran asimismo, comprobantes de la existencia de Dios; deben ser de manera tal que tengan aun algo de la imaginación. De esta manera, en la materia es percibido el espíritu que en ella actúa, en el espíritu es percibido la búsqueda de la materia. Ideasde esa índole tienen detrás de sí, las fuerzas cósmicas de Micael. ¡Tomemos en cuenta tan solo cuanto entró a vacilar en esa época para el alma humana! ¡Cuánto que estabarelacionado con su íntima vivencia sagrada! Aparecieron personalidades en las cuales resplandecía la esencia del alma consciente con toda radiancia. Que eran de una constitución anímica que las relacionaba con fuerzas micaélicas con un vigor que para los demás se produciría recién al cabo de siglos, Huss-Wicliff y otros. A partir de la voz de Micael en su corazón, hicieron valer lo maduro del alma consciente, de elevarse hacia el tomar posesión de los más profundos misterios religiosos. Sentían: la intelectualidad que estaba llegando con el alma consciente, tiene que tener la capacidad de incluir enel ámbito de sus ideas aquello que en épocas pasadas pudo ser logrado mediante imaginaciones. Frente a ello era un hecho que la antigua postura del alma humana, históricamente ofrecida, en los círculos más amplios había perdido todo su vigor. Lo que en lahistoria se califica como los defectos de la vida del credo, con lo cual se ocuparon los grandes concilios de la reforma en la época del incipiente accionar del alma consciente, todo esto está relacionado con la vida de aquellas almas humanas, que dentro de sí aún no sentían al alma consciente, que empero en el tradicional alma racional ya no encontraban aquello que pudiera darles fuerza y seguridad. Podemos afirmar que tales vivencias humanas históricas, así como se han vivido en Constanza, en Basilea, evidencian arriba, en el mundo espiritual, el descendente fluir de la intelectualidad, que quiere encontrarse con los hombres; y abajo, al ámbito terrenal con el alma racional, ya no correspondiente a la época. Entre ambos penden las fuerzas micaélicas, con la mirada retrospectiva puesta en su relación con lo espiritual-divino y la mirada descendente hacia lo humano, que de igual manera ha tenido esa relación, que empero ahora ha tenido que pasar a una esfera, en la cual Micael desde lo espiritual le tiene que ayudar, lo cual empero no tiene que relacionar consigo mismo. En esta aspiración de Micael, necesaria en la evolución cósmica, que a su vez en principio constituye una alteración del equilibrio en el cosmos, yace fundamentado aquello que la humanidad tuvo que vivenciar en esta época, también con respecto a las más sagradas verdades. Al contemplar al Cardenal Nicolaus Casanus, echamos una profunda mirada a lo característico de esa época (Mayor información en mi libro “La mística en el inicio de la vida espiritual contemporánea”) su personalidad es como una columna recordatoria de la época. Quiere conducir a la valoración generalizada, criterios que no combaten los inconvenientes del mundo físico mediante tendencias grandilocuentes, sino aquello que ha descarrilado, retronarlo al carril, mediante un sano juicio humano. Tomemos en cuenta su accionar en el concilio de Basilea y en otras oportunidades de su comunidad eclesiástica; y lo podremos notar. Cuando con ello el Cusaner adhiere plenamente al cambio del desarrollo, con el fomento del alma consciente, por otro lado lo vemos manifestar criterios que dentro de sí, evidencian de esplendorosa manera, las fuerzas de Micael. Ubica en una época, las buenas ideas antiguas, que al sentido anímico humano, han conducido a facultades referidas a la percepción de las inteligencias esenciales en el cosmos, cuando Micael aún administraba la intelectualidad del universo. El “erudito desconocimiento”, del cual está hablando, es una comprensiónubicada por encima de la percepción orientada hacia el mundo sensorio, que conduce al pensar a través de la intelectualidad hacia una región, donde enel desconocimiento, en cambio empero, en la contemplación plena de vivencia, es captado lo espiritual. Así, Cusano es la personalidad aquella que en la vida anímica propia siente la alteración del equilibrio cósmico a través de Micael, y de manera intuitiva quiere contribuir para que esa alteraciónse oriente hacia una bendición para la humanidad. Entre aquello que de esta manera espiritualmente se ha manifestado, en looculto vivía otra cosa. Determinadas personalidades, que tenían sentido y comprensión para la postura de las fuerzas de Micael en el universo, tenían la intención de preparar las fuerzas de su alma de manera tal que puedan encontrar el acceso al ámbito espiritual, limítrofe al ámbito terrenal, en el cual Micael realiza sus esfuerzos en pro de la humanidad. Intentaron adquirir la justificación para este emprendimiento espiritual, por el hecho de que exteriormente en la vida entodo lo demás que su vida no se diferenciaba de aquella de los demás. Por la razón de que en lo referido a lo terrenal, cumplieron con sus obligaciones debidamente como los demás, pudieron orientar lo interior de su humanidad, de libre manera a lo señalado espiritual. Lo que hacían en esa dirección, era asunto suyo, y asunto de aquellos, con los cuales se relacionaron “en secreto”. Con referencia a aquello que acontecía en lo físico, el mundo en principio, no fue afectado por esa búsqueda espiritual. Todo esto empero era necesario, para conducir a las almas, a la relación necesaria con el mundo de Micael. Se no trataba de “sociedades secretas”, en algún sentido maligno, no de algo que se oculta, porque teme la luz de día. Se trataba en cambio de la comunión de personas, que en ese encuentro se convencen de que aquel que a ellos pertenece, posee la correcta conciencia de la misión de Micael. Los que así trabajan mancomunados, no hablan de su tarea frente a aquellos, que a causa de su incomprensión podrían damnificar su obra. Estas tareas, en principio se encontraban en el actuar en corrientesespirituales, que no circulan en la vida terrenal, sino en el mundo espiritual lindero, que empero irradian sus impulsos a la vida terrenal. Con ello estamos señalando al trabajo espiritual de seres humanos que se encuentran en el mundo físico, que empero actúan de manera mancomunada con seres del mundo espiritual, con seres que ellos mismo no pisan al mundo físico, que no se encarnan en él. Aquello que poco acorde con los hechos frente al mundo se denomina “los rosacruces”, es lo que aquí se está señalando. El verdadero ente rosacruz, se encuentra por completo en lo efectivo de la misión de Micael. Ha contribuido en preparar sobre la tierra, loque ha querido preparar como su tarea espiritual en una época venidera. Lo que con ello pudo acontecer, lo podremos valorar al orientar la mirada a lo siguiente. Las dificultades y hasta imposibilidades de Micael en accionar en las almas humanas, que han sido caracterizadas, están relacionadas con el hecho de que él mismo, con su ser no quiere entrar en contacto alguno con el presente físico de la vida terrenal.Quiere permanecer en los contextos de las fuerzas que han existido para los espíritus de su especie y para los seres humanos del pasado. Todo contacto con aquello con lo cual el hombre tiene que encontrarse en la actual vida terrenal física, Micael lo podría considerar tan solo, como contaminación de su esencia. Sucede que, en la vida humana común, la vivencia espiritual del alma, cobra efecto de retorno. Un efecto de retorno que llega a la expresión sobre todo, en el estado anímico del hombre y la orientación hacia alguna cosa terrenal. Un actuar recíproco de esta índole, por lo general – no siempre es el caso en las personalidades que se encuentran en el orden público. Por esa razón,los impedimentos con respecto al accionar de Micael, han sido muy grandes en el caso de algunos reformadores. Lo difícil proveniente de este lado, los rosacruces lo superaron por el hecho de que a su vida externa en el sentido de lasobligaciones terrenales, las mantenían separadas por completo de sus trabajos con Micael. Cuando el mismo con sus impulsos se encontró con aquello que un rosacruz para él estaba preparando en su alma, de ninguna manera se halló expuesto al peligro de encontrarse con lo terrenal. De esta manera, el auténtico impulso rosacruz, para Micael constituía en la tierra, el camino para su venidera misión terrenal.
13. LA PENA DE MICAEL ACERCA DE LA EVOLUCIÓN DE LA HUANIDAD, PREVIA A SU ACCIÓN TERRENAL (14.12.1924) Tercera consideración: en el progresivo avance de la era de la conciencia, finaliza en medida cada vez mayor, la posibilidad de conexión de Micael con la entidad humana. En la misma tiene lugar la entrada, la intelectualidad humanizada. De la misma desaparecen las representaciones imaginativas que la inteligencia esencial en el cosmos puede mostrarle al hombre. Para Micael, recién en el último tercio del siglo diecinueve comienza la posibilidad de acercarse al hombre. Con anterioridad tan solo puede acontecer en caminos tales,que pueden ser buscados como los auténticos rosacruceños. Con su intelecto germinante, el hombre contempla la naturaleza. Observa entonces, un mundo físico, un mundo etérico, en los cuales él no está contenido. A través de las grandes ideas de Copérnico, de Galilei, obtiene una imagen del mundo extra-humano, pero pierda la suya. Mira a sí mismo, y no tiene posibilidad de obtener una comprensión acerca de aquello que él mismo es. En las profundidades de su ser, es despertado aquello que es destinado a portar su inteligencia. Con ello, se relaciona su yo. Es asíque, el hombre ahora porta dentro de sí, una trinidad. En primer lugar: en su ser espiritual-anímico, en manifestación física etérica aquello que ya otrora, en la época saturnina y solar, y luego una y otra vez, lo ha ubicado en el imperio de espiritual-divino. Es aquello donde el ser humano y el ser micaélico puede avanzar en conjunción. En segundo lugar, el hombre porta dentro de sí, su ser físico y etérico. Aquello que le ha sido otorgado durante la época lunar y la época terrenal, todo esto es obra de lo espiritual-divino; eso mismo empero ya no se encuentra presente con vida en el interior. Recién cuando el Cristo transita por el misterio de Golgotha, cobra presencia plena vitalidad. El Cristo puede ser hallado en aquello que de manera espiritual actúa en el cuerpo físico y etérico del hombre. Y, en tercer lugar, el hombre tiene dentro de sí, aquella parte de su ser espiritual-anímico, que en la época lunar y la época terrenal ha tomado un nuevo ser. En el ismo Micael sigue activo, mientras que, en la parte orientada hacia la luna y la tierra, su iniciativita es cada vez mayor. En él mismo, ÉL ha mantenido para el hombre su imagen humana-divina. Esto lo pudo realizar hasta el inicio de la era de la conciencia. Luego el conjunto de lo espiritual-anímico del hombre se ha hundido en lo físico etérico, para extraer de allí al alma consciente. Al hombre le apareció radiante en su conciencia aquello que su cuerpo físico y su cuerpo etérico pudieron decirle, acerca de lo físico y de lo etérico en la naturaleza. Frente a su contemplar se hundió aquello que su cuerpo astral y su yo podían decirle acerca de sí mismo. Se acerca una época, en la cual en la humanidad cobra vida un sentimiento de la sensación del no poder comprenderse a sí mismo. Comienza una búsqueda de la comprensión de la entidad humana. Y no puede ser satisfecho por aquello que el presente ofrece. De manera histórica, se retorna a épocas pasadas. Aparece el humanismo en el desarrollo espiritual. Al humanismo no se aspira por poseer al hombre, sino por haberlo PERDIDO. Mientras se lo tenía, Erasmus von Rotterdam y otros hubiesen actuado de un matiz anímico completamente diferente a aquel que le ha sido el humanismo. En Fausto, más tarde Goethe encontró una figura humana, que por completo había perdido al ser humano. Esta búsqueda “del hombre”, se torna cada vez más intensiva a la percepción del propio ser, o el desarrollo de la añoranza por él mismo, como un elemento del alma. Hasta entrado el siglo diecinueve, las personas más capacitadas desarrollaron en los ámbitos más diversos de la vida espiritual europea ideas de la más diversa índole – ideas referidas a la historia, a la filosofía, a la mística, a las ciencias naturales- que representan una aspiración: encontrar al HOMBRE en aquello que se ha convertido en concepción del mundo intelectualista. El renacimiento, el renacimiento espiritual, el humanismo, se precipitan en busca de una espiritualidad, en una dirección en la cual no puedeser hallada, impotencia, ilusión, aturdimiento – en la dirección en la cual debe ser buscada. A la par por doquier el avance de las fuerzas de Micael, en el arte, en el conocimiento, hacia el interior del hombre, tan solo no, en las incipientes fuerzas del alma consciente. Un bamboleo de la vida espiritual. Micael, orientando todas las fuerzas hacia atrás en el desarrollo cósmico, para la generación de poder que le permita mantener al “dragón” en equilibrio debajo de sus pies. Justamente bajo estos esfuerzos mantenedores del poder de Micael, se generan las grandes creaciones del renacimiento. Se trata empero de una renovación de lo racional a través de Micael y no, un accionar de las nuevas fuerzas anímicas. Podemos ver a un Micael preocupado, sin saber si a la larga seguir combatiendo al “dragón”, al observar como los hombres, en un ámbito de la imagen de la naturaleza de reciente obtención, tratan de adquirir una imagen similar referida al hombre. Micael contempla, como se está observando la naturaleza y como de aquello que se está denominado “leyes naturales”, se quiere formar una imagen del hombre. Ve como se figura que la cualidad de un animal se perfecciona, que la relación de un órgano se torna más armoniosa y de esta manera, se “genera” el hombre. Pero frente al ojo espiritual de Micael no se genera “un hombre” por “pensarlo” en perfeccionamiento, en armonización; y nadie puede ver, que se HACE realidad, porque este de ninguna manera es el caso. Y así los hombres, viven con tal manera del pensar del hombre en imágenes sin sentido, en ilusiones, persiguen a una imagen del hombre que tan solo creen poseer; de hecho empero, nada existe en su campo visual. “La fuerza del Sol-espíritu irradia sobre sus almas, el Cristo actúa; ellos empero aun no lo perciben. La fuerza de la conciencia del alma impera en el cuerpo; aun no quiere avanzar hacia el alma.” de esta manera podemos escuchar la inspiración, que Micael pronuncia, embargado por angustiosa preocupación. Algo así podemos escuchar en la inspiración de Micael, temiendo que la fuerza de ilusión en los seres humanos le otorguen tanto poder al “dragón”, siendo entonces que a él – Micael- le será imposible mantener el equilibrio. Otras personalidades buscan con fuerza en mayor medida interior y artística, sentir en armonía, la naturaleza y el hombre. Majestuosa resuena la palabra pronunciada por Goethe, al caracterizar el obrar de Winkelmann en un bello libro: “Cuando la sana naturaleza del hombre se siente como en un todo, majestuoso y bello, digno y valedero, cuando el armonioso bienestar le proporciona un deleite puro y libre entonces, el universo, si pudiera percibirse a sí mismo como haber llegado a una meta, estallaría en una voz de júbilo, al admirar la cumbre del propio crecer y ser”. Lo que a Lessing le proporcionó fogosidad espiritual, lo que en Herder animó la amplia mirada dotada de universo, es eso lo que resuena en esta palabra de Goethe. Y todo el crear de Goethe mismo, es una manifestación polilateral de estas sus palabras. En las “Cartas estéticas”, Schiller ha referido un ser humano ideal, que así como en estas palabras resuena dentro de sí, para al universo, llevándolo a la práctica, en la mancomunión social con otros seres humanos ¿De dónde empero procede esta imagen del hombre? Resplandece como el sol matinal sobra la tierra primaveral. A la percepción humana empero, ha realizado su entrada a partir de la contemplación del hombre griego. Seres humanos lo cuidaron con fuerte impulso interior de Micael, pudieron empero configurar este impulso tan solo al sumergir la mirada del alma en la época previa. Al querer vivenciar al “hombre”, Goethe experimentó los mayores conflictos con el alma consciente. Lo buscó en la filosofía de Spinoza, durante el viaje a Italia, cuando profundizó la esencia griega, creyó estar intuyéndolo de hecho. Del alma consciente que actúa en Spinoza, se corrió hacia el alma racional en vías de extinción. Lo que puede hacer es trasladar de manera ilimitada lo del alma racional al alma consciente en su abarcativa contemplación de la naturaleza. Con severidad, Micael contempla también esa búsqueda del hombre. Aquello que es del criterio suyo de hecho se integra al desarrollo espiritual humano, es EL hombre, que otrora ha contemplado lo inteligente esencial, cuando aun era administrado por Micael desde el cosmos. Pero si no fuese asimilado por la fuerza espiritualizada del alma consciente, finalmente se perdería del accionar de Micael, cayendo en el poder de lucifer. El hecho de que Lucifer pudiese obtener la supremacía en el oscilar de la postura del equilibrio cósmico-espiritual, es otra de la angustiosa preocupación de Micael. La preparación de Micael para su misión al final del siglo diecinueve, avanza dentro de un clima trágico-cósmico. Abajo en la tierra a menudo impera satisfacción profunda, acerca de la imagen de la naturaleza, en el ámbito en el cual impera Micael, reina un ambiente trágico, debido a los obstáculos que se oponen a la inserción de la imagen del hombre. Otrora ha vivido en los rayos del sol, en la radiancia del amanecer, en el centellar de las estrellas, el austero, espiritual amor de Micael, ahora este amor ha adquirido en mayor medida, la mirada colmada de pena al contemplar la humanidad. La situación de Micael en el cosmos se tornó trágica-difícil, con requerimientos de una solución, justamente en la época previa a su misión terrenal. Los hombres podían sostener la intelectualidad tan solo en el ámbito del cuerpo, y allí únicamente en el lugar de los sentidos. Por lo tanto, por un lado nada integraron a su discernimiento, que no les fuera provisto por los sentidos, la naturaleza se convirtió en un campo de revelación sensoria, siendo que esa revelación era pensada de manera íntegramente material. En las formas de la naturaleza no se percibía ya, la obra de lo espiritual-divino, sino algo exento de espíritu, y de lo cual así y todo se sostiene que genera lo espiritual, dentro de lo cual el hombre está viviendo. Por el otro lado, de un mundo espiritual los hombres tan solo querían aceptar aquello de lo cual estaban hablando las noticias históricas. Una contemplación del espíritu hacia el pasado era tan mal visto, como aquella referida al presente. En el alma vivía tan solo aquello que provee del ámbito del presente, al cual Micael no accede. El hombre celebra de estar situado sobre piso “seguro”. Creía poseerlo, porque en la “naturaleza” no estaba buscando nada de los pensamientos aquellos, en los cuales de inmediato temía la arbitrariedad de la fantasía. Micael empero no estaba feliz; lejos de los hombres tuvo que llevar a cabo la lucha contra Lucifer y Ahriman. Esto produjo la gran dificultad trágica, porque Lucifer con tanta mayor facilidad puede acercarse al hombre en tanta mayor medida Micael, quien resguarda lo pasado, se tienen que mantener alejado de los hombres. Y así tuvo lugar una violenta lucha de Micael con Ahriman y Lucifer, en el mundo espiritual limítrofe con la tierra con respecto al hombre, mientras que el mismo, en el ámbito terrenal, mantuvo en actividad su alma, en oposición a lo salutífero para su alma. Todo aquí lo referido, naturalmente cobra validez para la vida espiritual europea y americana. Con respecto a la asiática, debería decirse otra cosa. 1. En la primerísima época del desarrollo del alma consciente, el ser humano siente, que se le ha perdido la imagen de la humanidad de su propia entidad, antes dada de manera imaginativa. Impotente de hallarla ya en el alma consciente, la busca en la vía científica-natural o en la vía histórica. Dentro de sí quisiera re-generar la antigua imagen del hombre. 2. De esta manera, no se logra el pleno estar colmado con la entidad humana, se obtienen tan solo ilusiones. Pero no nos damos cuenta de ello, y se supone algo que porta la humanidad. 3. Así, en la época que precede a su acción en la tierra, Micael tiene que contemplar con preocupación y con pena a la evolución de la humanidad. Dado que la humanidad desprecia toda contemplación espiritual, descartando así todo aquello que la relaciona con Micael.
14. UNA CONTEMPLACIÓN NAVIDEÑA: EL MISTERIO DEL LOGOS (Navidad 1924) En la contemplación del misterio de Micael, irradia la del misterio de Golgotha. Esto está dado por el hecho de que Micael es el poder que acompaña a los seres humanos hacia el Cristo, de saludable manera. A misión de Micael es de manera tal que, en la evolución cósmica de la humanidad, se repite en rítmica frecuencia con anterioridad al Misterio de Golgotha, se la tuvo con su efecto benéfico sobre la humanidad terrenal, reiteradas veces. Allí estaba relacionado con aquello que la fuerza crística, aún extra-terrenal, tenía para manifestar activamente para la tierra en el desarrollo de la humanidad. Al cabo del misterio de Golgotha se ubica al servicio de aquello que a través del Cristo debe acontecer a la humanidad. En forma modificada y progresiva aparece en sus reiteraciones, pero reiteraciones al fin y al cabo. Frente a ello, el misterio de Golgotha es un acontecimiento cósmico que todo lo cubre, que tiene lugar UNA sola vez, en el curso de toda la evolución cósmica humana. Cuando la humanidad ha avanzado hasta el desarrollo de alma racional, recién cobra validez plena de peligro latente del desprendimiento del ser humano, ancestralmente dispuesto, del ser espiritual-divino. Y en la misma medida, en la cual el alma humana pierde la convivencia con las entidades espirituales-divinas, aparece a su alrededor aquello a lo que hoy se denomina “naturaleza”. El hombre ya no contempla lo esencial-humano en el cosmos espiritual-divino; contempla la obra de lo espiritual en lo terrenal. En un principio no lo contempla en la forma abstracta en la cual se lo mira en la actualidad: seres físicos-sensorios y acontecimiento, mancomunados por aquellos contenidos abstractos de ideas, a los cuales hoy se denominan “leyes naturales”. Él lo contempla como ser espiritual-divino. Este ser espiritual-divino ondula en todo aquello que está viendo en el nacer y el morir de los seres vivientes animales, en el crecer y prosperar del mundo vegetal, lo que observa en la actividad de fuentes y ríos en la formación de vientos y de nubes. Todas estas esencias y procesos que lo rodean, le son los gestos y los hechos, le son el lenguaje del ser divino, que subyace a la “naturaleza”. Así como otrora en las constelaciones estelares y los movimientos de las estrellas se han contemplado los actos, los gestos de los seres universales-divinos por el hombre, así como allí pudieron leer sus palabras, así, los “asuntos de la naturaleza” se convirtieron en expresión para la diosa-tierra. Dado que la diosa activa en la naturaleza se imaginaba ser femenina. Restos de ese modo imaginativo del alma racional se hallaban activos hasta entrando lejos de la Edad media en las almas humanas. Los reconocedores hablaron de los actos de la “diosa”, cuando querían conducir a la comprensión el “acontecer de la naturaleza”. Recién con el paulatino advenimiento del alma consciente, esta contemplación viviente, interiormente animada de la naturaleza se ha tornado incomprensible para la humanidad. Y la manera en la cual en la era del alma racional se estaba mirando en esa dirección, recuerda al mito de Perséfone, con el misterio que allí subyace. La hija de Demeter, Perséfone, es obligada por el dios del averno, a acompañarlo a su imperio. Es manejado en definitiva, que permanece allí tan solo durante la mitad del año y la otra, en el mundo superior. Este mito expresa de majestuosa manera, como otrora, en el lejano pasado en clarividencia sumida en el estado del estar sonado, se ha podido comprender la evolución de lo terrenal. En épocas remotas, todo el accionar universal partía del entorno terrenal. La tierra misma, recién se estaba generando. Estaba desarrollando su ser en la formación cósmica a partir del accionar de su entorno. Los seres espirituales divinos, han sido los que participaron en su creación. Al haber avanzado al punto tal de constituirse en un cuerpo universal independiente, lo espiritual-divino desde el cosmos general descendió sobre ella y se convirtió en deidad terrenal. Este hecho cósmico ha sido reconocido por la clarividencia en ensoñación de una humanidad de otra época, de esta cognición ha perdurado el mito de Perséfone, ha permanecido asimismo el hecho de cómo hasta entrando a la Edad-media, se trato de penetrar a la “Naturaleza”, para conocerla. Dado que por entonces aún no se estaba tomando en cuenta las impresiones sensorias, vale decir aquel que aparece en la superficie de lo terrenal, sino las fuerzas que actúan desde las profundidades de la tierra hacia su superficie. Y estas “fuerzas de la profundidad”, las “fuerzas del “sub-mundo”, eran contempladas en efecto recíproco con efectos de las estrellas y de los elementos del entorno de la tierra. Allí crecen las plantas en sus múltiples formas, allí se manifiestan en sus diversos colores. En ello actúan mancomunadas, las fuerzas del sol, de la luna y de las estrellas con las fuerzas de la profundidad de la tierra. A base para ello la han dado los minerales que en su ser poseen aquello que del ser del universo se ha convertido en terrenal. A través de las fuerzas del cielo, convertidas en terrenales el ser de las rocas emana del “sub-mundo”. El mundo de los animales, no ha adoptado las fuerzas de la “profundidad terrenal”. Se genera tan solo a través de las fuerzas del universo provenientes del entorno de la tierra. Debe su generación, su crecimiento, su progreso, su capacidad nutricional, su facultad del movimiento, a las entrantes fuerzas solares. Puede procrearse bajo la influencia de las fuerzas lunares, que fluyen sobre la tierra. Aparece en muchas formas y especies, porque desde el universo las posiciones estelares de múltiples maneras cobran efecto sobre la vida animal. Los animales empero, tan solo son colocados sobre la tierra por el universo. Participan de lo terrenal únicamente con su vida de conciencia opaca; con su generación su crecimiento, con todo lo que son para poder percibir y poder moverse, no son seres terrenales. La idea de grandes dimensiones de la estación de la tierra, otrora ha vivido en la humanidad. Lo que de ello llega aun a la Edad media, tan solo exiguamente permite reconocer lo magnánimo de emprendimiento. Para llegar a esta comprensión, con la mirada contemplativa tenemos que retornar a épocas muy remotas. Dado que también de los documentos físicos existentes, aquello que existía en el alma de los hombres, solo puede ser conocido por quienes lo verifican de la manera adecuada a lo espiritual. Sucede, que el ser humano no está en condiciones de mantenerse ajeno a la tierra, así como sucede con los animales. Al afirmar este hecho, nos acercamos tanto al misterio de la humanidad, como hacia aquel referido a los animales. Estos misterios se reflejan en el culto a los animales de los pueblos de la antigüedad, sobre todo, los egipcios. En los animales se veían seres que son huéspedes de la tierra, en los cuales podemos observar esencia y accionar del mundo espiritual, que lindera con la tierra. Y en la relación de la figura humana con la figura animal, representada en imágenes, se representaban las figuras de aquellos seres elementales intermedios, que en la evolución universal están en camino hacia lo humano, que empero no entran a lo terrenal, para no convertirse en seres humanos. Tales seres elementales intermedios existen. Los egipcios tan solo reproducían su contemplar al retrotraerlos. Tales seres empero, no poseen la plena conciencia propia del hombre. Para obtenerla, el hombre tuvo que integrarse de tal manera plena, que asimiló parte del ser terrenal en su propio ser. Tuvo que ser expuesto al hecho de que en este mudo terrenal está presente la obra de los seres espirituales-divinos, PERO, TAN SOLO SU OBRA. Y por el hecho de que tan solo se halla presente la obra desprendida del origen, al mismo tiene acceso, las entidades luciféricas y ahrimánicas. De ello, para el hombre emana la necesidad de convertir la obra transpuesta por Lucifer y Ahriman, en lugar de una parte de su configuración de vida – la terrenal. Esto es posible - sin desprendimiento definitivo de lo humano de su origen espiritual-divino- mientras que el hombre no ha avanzado hacia el desarrollo de su alma racional. Allí en el hombre tienen lugar una corrupción de su cuerpo físico, su cuerpo astral y etérico. Una ciencia más antigua conoce esta corrupción como algo que habita en la entidad humana. Se sabe que es necesaria para que la conciencia en el hombre pueda avanzar hacia la conciencia propia. El cultivo cognitivo que tuvo lugar en sitios dados por Alejandro Magno a la ciencia, ha vivido un Aristotelismo que, entendido de correcta manera, porta dentro de sí esta corrupción, como elemento determinante de su ciencia anímica. Más tarde, estas ideas ya no eran compenetradas en su esencia interior. En las épocas anteriores al desarrollo del alma racional, el hombre así y todo se hallaba compenetrado con las fuerzas espirituales divinas de su origen, que estas fuerzas desde su lugar cósmico, pudieron mantener en equilibrio los poderes luciféricos y ahrimánicos que lo acecharon. Por parte humana había sido aportado lo suficiente para el logro de ese equilibrio, cuando en actos de culto y de misterio se desarrollaba la imagen del ser espiritual-divino, hundido en el imperio de Lúcifer y Ahriman, del cual luego se elevaba triunfante. Es por ello, que en las épocas previas al Misterio de Golgotha vemos en los cultos de los pueblos representaciones a modo de imagen, de aquello que luego en el misterio de Golgotha se hizo realidad. Una vez desarrollado el alma racional, la entidad humana pudo quedar amparada de la disolución de sus entidades espirituales divinas tan solo a través de la realidad. Al alma racional, a la organización del alma raciona, que durante la existencia terrenal vive de lo terrenal, también en lo terrenal, interiormente debía entrar lo divino a modo de esencia, de entidad. Esto aconteció por el hecho de que el logos espiritual-divino, el Cristo, relacionó su destino cósmico con la tierra, para la humanidad. Perséfone se sumergió en lo terrenal para liberar al mundo de las plantas de tener que plasmarse por lo meramente terrenal. Este es el descenso de un ser espiritual-divino a la naturaleza de la tierra. También Perséfone tiene una especie de “resurrección”, pero de manera anual en secuencia rítmica. Frente a este acontecimiento, que acontece a modo cósmico sobre la tierra, se encuentra el descenso del Logos para la humanidad. Perséfone desciende, para conducir a la naturaleza a su orientación natural-original. Tiene que estar fundamentado sobre el ritmo; dado que el acontecer de la naturaleza se basa en el ritmo. El Logos desciende hacia la humanidad. Esto sucede una sola vez en la evolución de la humanidad. Puesto que este desarrollo es tan solo un eslabón en un gigantesco ritmo universal, siendo que la humanidad con anterioridad a ser humano, ha sido algo muy diferente, mientras que la vida vegetal, como tal, se repite en cortos ritmos. Contemplar al Misterio de Golgotha iluminado por esa luz, es necesario para la humanidad a partir de la era de la conciencia. Dado que ya en la era del alma racional, el desprendimiento del hombre hubiese existido como peligro, si no hubiese acontecido el Misterio de Golgotha. En la era del alma consciente, tendría que acontecer un pleno OSCURECIMIENTO del mundo espiritual para el hombre en su conciencia, en el caso de que el consciente no podría vigorizarse de manera tal que pueda orientar su mirada retrospectiva, hacia su origen espiritual-divino. Si empero lo logra, hallará al logos universal, como entidad guía retrospectiva. Se compenetra con la majestuosa imagen, que revela lo acontecido en Golgotha. Y el comienzo de esa comprensión es el amoroso entender de la noche mundial de la consagración, la cual es recordada festivamente cada año. Dado que la vigorización del alma consciente acontece justamente por el hecho que ella, que en principio integra la intelectualidad, permite la entrada del amor verdadero a este elemento más frio del alma. Ese cálido amor, que fluye de manera más sublime, cuando es destinado al Niño- Jesús, que aparece en la tierra en la Noche-Sagrada-Universal. Con ello el hombre obtiene el Mayor Hecho Espiritual de la Tierra, que a su vez ha sido un hecho físico, que ha actuado sobre su alma, ha emprendido el camino de acoger dentro de sí al Cristo. La naturaleza tiene que ser reconocida de manera tal que en Perséfone, o el ser al cual se ha contemplado aún en el temprano medieval al hablar de “naturaleza”, que manifiesta fuerza espiritual-divina y eterna, de la cual se ha generado y se va generando constantemente, a modo de fundamento de la existencia humana terrenal. El mundo humano tiene que ser reconocido de manera tal que en el Cristo manifiesta al logos original y eterno, que en el ámbito de la entidad espiritual-divina, originalmente relacionada con el hombre, actúa en el desarrollo de la entidad espiritual del hombre. Conducir al corazón humano con amor hacia estos grandes contextos cósmicos, es el autentico contenido de aquella memoria festiva, que con miras a la Noche-Santa-Universal, cada año se acerca al hombre. Cuando ESE amor habita en el corazón del hombre, trasfogonea al frío elemento lumínico del alma consciente. De no realizarse ese transfogoneo, el hombre no accedería a su trans-espiritualización. Moriría en el frio de la conciencia intelectual, o tendría que permanecer dentro de una vida intelectual, que no avanza hacia el desarrollo del alma consciente. Se tendría entonces, detener en el desarrollo del alma racional. Según su esencia empero, el alma consciente no es frío aparenta serlo. Aparenta serlo, tan solo en el comienzo de su desarrollo, porque allí recién puede manifestar lo lumínico de su contenido y no la calidez universal de la cual procede. Percibir y vivenciar la Navidad de esa manera, puede hacer presente en el alma: como la gloria de los seres espirituales-divinos, que en las amplitudes estelares muestran sus imágenes frente a los hombres y como la liberación del hombre acontece dentro del sitio terrenal de los poderes, que quieren alejarlo de sus orígenes.
15. HISTORIA CELESTIAL. HISTORIA MITOLÓGICA. HISTORIA TERRENAL. MISTERIO DE GOLGOTHA (Navidad 1924) En el cosmos espacial se encuentran frente a gente, la lejanía del universo y el centro de la tierra. En la lejanía espacial se encuentran ciertamente “diseminadas” las estrellas. Desde el centro de la tierra irradian fuerzas hacia todas las direcciones de la amplitud universal. De la manera, en la cual el ser humano se encuentra ubicado en el mundo en la actual época cósmica, el irradiar de las estrellas y el accionar de las fuerzas terrestres le pueden parecer tan solo, como la obra conjunta de los seres espirituales-divinos, con los cuales se encuentra ligado en su interior. Hubo empero una época cósmica, en la cual esa radiancia y las fuerzas terrestres han sido manifestación directa de los seres espirituales-divinos. El hombre, en su vaga conciencia, sentía el accionar de los seres espirituales-divino en su propia entidad. Luego vino otra época en el tiempo. El cielo estelar se desprendió como ser-corpóreo del accionar espiritual-divino. Se generó aquello, que podemos llamar espíritu-universal y cuerpo-universal. El espíritu universal es una multiplicidad de entidades espirituales-divinas. En la época más antigua actúan sobre la tierra desde los lugares estelares. Lo que allí resplandecía desde las lejanías del universo, lo que desde el centro de la tierra irradiaba a modo de energía, en realidad ha sido inteligencia y voluntad de las entidades espirituales-divinas, dedicadas a la creación en la tierra y su humanidad. En la posterior época cósmica – al cabo de la evolución de Saturno y el Sol – el accionar de la inteligencia y de la voluntad de los seres espirituales-divinos, se tornó cada vez más íntimo en lo espiritual. En lo que originalmente habían estado activos en presencia se convirtió en “cuerpo universal”, armoniosa disposición de las estrellas en el espacio sideral. Cuando en contemplación propia de lo espiritual del universo orientamos la mirada retrospectiva hacia estas cosas, podemos decir: del cuerpo-espíritu original de los seres creadores del mundo se ha generado el espíritu-universal y el cuerpo-universal. Y el cuerpo universal ostenta en la disposición de las estrellas y en el movimiento de las estrellas, como ha sido OTRORA, el inteligente y volitivo accionar de los dioses. Para el cósmico presente empero, aquello que ha sido inteligencia de los dioses de libre movimiento y voluntad de los dioses en las estrellas, ha quedado fijado legítimamente en las mismas. Aquello que hoy desde los mundos estelares irradia hacia los hombres en la tierra, no es expresión directa de la voluntad de los dioses e inteligencia de los dioses, sino señal detenida de aquello que los mismos otrora han sido en las estrellas. En la configuración del cielo y de las estrellas, que promueve la admiración del alma humana, por lo tanto podemos ver una manifestación pasada de los dioses, pero no una de la actualidad. Aquello empero, que así “pertenece al pasado” en la luminosidad de las estrellas, “está presente” en el mundo espiritual. Y el hombre vive con su ser en ese espíritu del mundo “presente”. En la configuración del mundo tenemos que retroceder con la mirada a una antigua época cósmica, en la cual el espíritu universal y el cuerpo-universal actúan como unidad. Tenemos que contemplar la época media, en la cual se desarrollan como dualidad. Y tenemos que considerar al futuro, en el cual el espíritu-universal integrará nuevamente a su accionar al cuerpo-universal. Para la época antigua, la constelación de las estrellas y el curso de las estrellas, no podrían ser “calculados”, dado que ha sido expresión de la libre inteligencia y de la libre voluntad de los seres espirituales-divinos. En el futuro, nuevamente no podrán ser calculados. “El cálculo” tiene importancia tan solo para la época cósmica del medio. Y tal como cobra validez para la constelación estelar y el curso de las estrellas, tiene validez asimismo, con respecto a la efectividad de las fuerzas radiantes desde el centro terrestre hacia el espacio del universo. Allí, aquello que actúa “desde la profundidad”, se torna “calculable”. Pero todo lo procedente de la época cósmica antigua, va en busca de la del MEDIO, en la cual lo referido al espacio y al tiempo se torna “calculable” y donde lo espiritual-divino, a modo de manifestación de la inteligencia y la voluntad, tiene que ser buscado “detrás de lo calculable”. Tan solo en esta época del medio están dadas las condiciones en las cuales la humanidad desde una conciencia deprimida, apática, puede avanzar hacia una luminosa conciencia propia libre, una libre inteligencia propia y una propia voluntad libre. Tuvo que llegar alguna vez la época, en la cual Copérnico y Kepler “calcularan” al cuerpo del mundo. Dado que a partir de las fuerzas cósmicas, relacionadas con la producción de ese momento, tuvo que configurarse la conciencia propia humana. En una época más antigua, esta conciencia propia ha sido dispuesta: luego, vino la época en la cual había llegado el momento de “calcular” al espacio universal. Sobre la tierra tiene lugar la “historia”. La misma, nunca se hubiese producido, si el espacio universal no se hubiera convertido en constelaciones estelares y cursos de estrellas “fijos”. En la “generación histórica” sobre la tierra existe una réplica – pero una de hecho modificada – de aquello que otrora ha sido “historia celestial”. Pueblos más antiguos, en su conciencia aun tienen esta “historia del cielo”, y orientan su mirada en mucha mayor mirada a la misma, que a la “historia de la tierra”. En la “historia de la tierra” está contenida la inteligencia y la voluntad de los hombres, primero en relación con la cósmica relación de la voluntad de los dioses y la inteligencia de los dioses, luego de manera independiente. En la “historia del cielo” estaba contenida la inteligencia y la voluntad de los seres espirituales-divinos relacionados con la humanidad Al retornar la mirada h hacia la vida espiritual de los pueblos, vemos que en un remoto pasado existe una conciencia de conjunción y del querer estar juntos con las entidades espirituales-divinas, de manera tal de los hombres, que su historia es historia del cielo. Al relatar el hombre y al hablar de “orígenes”, se está refiriendo no a procesos terrestres, sino a procesos cósmicos. Y también para su propio presente, aquello que acontece en su entorno terrenal le parece insignificante frente a los procesos cósmicos, que tan solo le dan importancia a aquellos y no a estos. Hubo una época en la cual la humanidad tuvo la conciencia de poder contemplar la historia del cielo en poderosas impresiones, en las cuales los seres espirituales-divinos mismos, se hallaban frente al alma del hombre. Hablaban; y el hombre entendía lo dicho en inspiración-soñada; revelaban sus figuras, y el hombre las contempló en imaginación soñada. Esta “historia del cielo”, que durante mucho tiempo ha colmado el alma de los hombres, era seguido por la historia del mito, que hoy de manera frecuente es tomada como poética antigua. Un acontecer del cielo, con acontecer terrenal. Aparecen por ejemplo “héroes”, seres suprahumanos. Se trata de seres, que en su evolución superan al hombre. Los mismos, por ejemplo en una determinada época, han configurado los miembros del ser del hombre, tan solo hasta el alma sensible. El “héroe” empero ya ha desarrollado aquello que a modo de yo espiritual aparecerá en el hombre. El “héroe” no puede encontrarse en las condiciones terrenales de manera directa, lo puede empero, sumergiéndose en el cuerpo de una persona, facultándose así a actuar como ser humano entre los hombres. En los “iniciados” de épocas pasadas podemos ver esos seres. Los hechos en el acontecer del mundo están dados de manera tal que la humanidad en las sucesivas épocas así se “representaba” los acontecimientos, son que aquello que tuvo lugar entre el mundo más espiritual “no-calculable” y el mundo físico “calculable” era aquello que cambiaba. Solo eso está dado, que largo tiempo después que las condiciones mundiales ya habían cambiado, la conciencia de algún pueblo aún sostenía el concepto correspondiente a una realidad anterior. Primero esto aconteció de manera tal que la conciencia que no avanza a la par con el acontecer cósmico, realmente seguía viendo lo antiguo. Luego vino un tiempo en el cual palideció la capacidad visual y lo antiguo era sostenido tan solo a través de la tradición. Es así que en la Edad media, de manera tradicional se supone una intervención del mundo celestial en el mundo terrenal, que no es visualizada ya, dado que ya no existe la fuerza de la visión de imágenes. Y en el ámbito terrenal, los pueblos se desarrollan de manera tal que en diversos espacios de tiempo, sostienen uno y otro contenido de contemplación mundial, de modo tal que una al lado de la otra, viven contemplaciones mundiales que según su esencia se ubican una tras la otra. Sucede que las diversas contemplaciones del mundo de los pueblos no se deben tan solo a ese hecho, sino al hecho que según sus disposiciones, los diferentes pueblos tuvieron distintas contemplaciones. Es así, que los egipcios vieron al mundo, en el cual hay seres que se han detenido en el camino de generarse como seres humanos, de manera prematura, sin convertirse en seres humanos terrenales; y vieron al ser humano al cabo de su vida terrenal en todo aquello, que tiene que ver con esos seres. Los pueblos caldeos han visto en cambio, como seres espirituales extraterrestres – bueno y malos – entraban a la vida terrestre, para accionar allí. A la antigua “historia del cielo”, perteneciente a una extensa época de tiempo, le sigue la historia “mitológica”, que es más breve, pero en relación a la “historia” propiamente dicha, así y todo es extensa. Tal como ya lo he caracterizado, a los hombres les cuesta abandonar en su conciencia las antiguas contemplaciones, en las cuales se representan dioses y seres humanos, accionando mancomunadamente. Así, desde el desarrollo del alma racional, existe la “historia intrínseca de la tierra”. El hombre todavía “piensa” en el sentido de aquello que ha sido. Recién cuando se desarrollan los primeros gérmenes del alma consciente, se comienza a mirar la “historia propiamente dicha”. En aquello que, desprendido de lo espiritual-divino, se convierte en historia humana-espiritual, puede ser vivenciado por los hombres, la libre inteligencia y la libre voluntad. Así, el acontecer mundial, dentro del cual el hombre se encuentra inserto, transcurre entre el plenamente calculable y el accionar de la libre inteligencia y de la libre voluntad. En todos los matices intermedios de la mancomunión de ambas, se manifiesta el acontecer del mundo. El hombre lleva a cabo su vida entre el nacimiento y la muerte de manera tal que dentro de lo calculable se le crea la base física para el desarrollo de lo interior libre, espiritual-anímico, no-calculable. Su vida entre la muerte y un nuevo nacimiento, lo transcurre en lo no-calculable. De esa manera - partir de lo calculable – se convierte en el edificador de su venidera vida terrenal. En la “historia”, sobre la tierra se expresa lo no-calculable, en lo cual empero se introduce aunque en menor medida, lo calculable. Contra el orden, instituido por lo seres espirituales-divinos, relacionados con el hombre desde el inicio, fijado entre lo incalculable y lo calculable – contra la armonización del cosmos mediante “medida, cantidad y peso” – se postulan los seres ahrimánicos y los seres luciféricos. Con el modo que ha otorgado a su ser, Lucifer, nada calculable puede asumir. Su ideal es el incondicional efecto cósmico de la inteligencia y la voluntad. Esta tendencia luciférica es apropiada al orden mundial en las regiones, en las cuales debe imperar el libre acontecer. Allí, Lucifer es el justificado ayudante espiritual del desarrollo de la humanidad. Sin su ayuda, no podría integrarse la libertad en lo espiritual-anímico del hombre, que se edifica sobre la base de lo calculable corporal. Lucifer empero quisiera extender esa tendencia sobre el cosmos en su conjunto. Y allí, su actividad se convierte en lucha contra el orden espiritual-divino, al cual el hombre pertenece desde sus orígenes. Allí, se presenta Micael. Con su propio ser se encuentra en lo no-calculable; pero él promueve la equiparación entre lo no-calculable y lo calculable, que porta dentro de sí a modo de pensamiento universal, el cual ha recibido de sus dioses. Los poderes ahrimánicos se ubican en el mundo de otra manera. Son la oposición rotunda a los seres espirituales-divinos, con los cuales el hombre está relacionado desde los orígenes. En la actualidad, los mismos son poderes puramente espirituales, que dentro de sí, portan inteligencia libre y libre voluntad, que empero en esa inteligencia y en esa voluntad crean la sabia comprensión de la necesidad de lo calculable, dependiente, a modo de idea universal, a partir de cuyo seno el hombre debe desarrollarse como ser libre. Y se sienten ligados a todo lo calculable, con la idea universal en el cosmos, CON AMOR. Desde ellos, este amor fluye a través del universo. En plena oposición a ello, en la voraz avidez de los poderes ahrimánicos, vive el FRÍGIDO ODIO referido a todo aquello que se desarrolla en libertad. La intención de Ahriman es, convertir aquello que hace fluir desde la tierra hacia el espacio sideral, en una maquina cósmica. Su ideal es “pura y exclusivamente”: “medida, número y peso”. Ha sido llamado al cosmos que se encuentra al servicio del desarrollo de la humanidad, porque tuvo que ser desarrollado su ámbito: “medida, número y peso”. Tan solo quien comprende al mundo por doquier, de manera espiritual-física, la comprende de verdad. Esto debe ser tomado en cuenta hasta llegando a la naturaleza, con respecto a poderes tales que actúan con amor espiritual divino, y los ahrimánicos que actúan con odio. En la natural calidez del mundo, que comienza con la primavera y actúa yendo hacia el verano, tenemos que percibir al natural amor de los seres espirituales divinos; en el gélido viento invernal, tenemos que percibir al efecto de Ahriman. En la plenitud del verano, la fuerza de Lucifer se integra al amor natural, al calor. En la época navideña, la fuerza de los seres espirituales-divinos, con los cuales el hombre está relacionado desde su origen, se orienta contra el gélido odio de Ahriman. Y yendo hacia la primavera, el natural amor divino mitiga al natural odio de Ahriman. La aparición de este amor divino, todos los años, es la época de la memoria, cuando el libre elemento-divino ha entrado con el Cristo en el calculable elemento terrenal. El Cristo actúa con libertad plena en lo calculable; con ello le quita el poder nocivo a aquello que pretende tan solo lo calculable, lo ahrimánico. El acontecimiento de Golgotha, es el libre acto cósmico del amor en la historia terrenal; también es entendible tan solo para el amor que el hombre puede generar para lograr esa comprensión.
16. LO QUE SE REVELA, CUANDO CON MIRADA RETROSPECTIVA CONTEMPLAMOS LAS REITERADAS VIDAS TERRENALES (año nuevo 1924) Cuando el reconocer propio del espíritu puede orientar la mirada hacia anteriores vidas terrenales de una persona, queda en evidencia, que existe una determinada cantidad de vidas terrenales en las cuales el ser humano ya ha sido persona. Su parte exterior, se asemejaba a lo que es la presente y tuvo una vida interior con una fisionomía individual. Aparecen vidas terrenales que evidencian, que ya estuvo el alma racional y no aun, el alma consciente, y también tales, en las cuales recién estuvo desarrollado el alma sensible. En las épocas históricas-terrenales esto es así; pero ha sido así en largas épocas anteriores. En esa contemplación también retornamos a épocas, en las cuales esto no ha sido así. Allí aun hallamos al hombre entrelazado con el mundo espiritual-divino, con referencia a su vida interior y también su formación externa. El hombre existe como ser humano terrenal, pero sin desprenderse del ser espiritual-divino del pensar y del querer. En épocas aun más remotas, el hombre desprendido desaparece por completo; existen tan solo seres espirituales-divinos, que portan al hombre en su seno. Estos tres estados de su evolución, el hombre ha llevado a cabo durante su época terrenal. La transición de la primera a la segunda se encuentra en la tardía época lémur, y la transición de la segunda a la tercera, en la época atlántica. Así, como el hombre en la actual vida terrenal lleva consigo sus vivencias a modo de memoria dentro de sí, así, todo aquello por lo cual ha pasado de la manera referida, lo lleva dentro de sí, como memoria cósmica ¿Qué es la vida anímica-terrenal? El mundo de los recuerdos, dispuesto a realizar nuevas experiencias a cada instante. Dentro de este recíproco accionar de memoria y nueva experiencia, el hombre realiza su íntima existencia terrenal. Esa íntima existencia terrenal empero, no podría llegar al desarrollo, si no estuviera aún presente en el hombre, a modo de memoria cósmica aquello, que contemplamos, cuando de manera retrospectiva miramos al primer estado del desarrollo humano terrenal, cuando aun no se había producido el desprendimiento del ser espiritual-divino. De aquello que por entonces aconteció en el mundo, hoy tan solo se halla con vida sobre la tierra aquello que se está desarrollando dentro de la organización nervio-sensoria humana. En la naturaleza externa, se han muerto todas las fuerzas que por entonces eran activas, pudiendo ser observadas en formas muertas. Así, en el mundo humano de los pensamientos, a modo de manifestación de la actualidad, vive aquello que para tener existencia terrenal, tiene que tener como fundamento en el hombre aquello que ya estuvo desarrollado en él, con anterioridad a su existencia terrenal-individual. En la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento, el hombre revive cada vez de nuevo, ese estado. Tan solo que al mundo de los seres espirituales-divinos, que nuevamente lo recibe, tal como lo ha tenido dentro de sí, su plena existencia individual, formada en las vidas terrenales. Entre la muerte y un nuevo nacimiento, a su vez se encuentra en el presente, pero así mismo en todas las épocas por las cuales ha pasado a través de reiteradas vidas terrenales y reiteradas vidas entre la muerte y un nuevo nacimiento. Otra cosa acontece con aquello que vive en la vida del sentimiento del hombre. La misma tiene relación con las vivencias que llegan al cabo de aquellas, que al hombre no lo manifiestan como tal. Las vivencias por las cuales pasa el hombre, ya como hombre, pero aun no desprendido del ser espiritual-divino, pensar y querer. El hombre en la actualidad no podría desarrollar un mundo de los sentimientos, si la misma no se generaría sobre la base de su organización rítmica. En la misma se encuentra la existencia, la memoria cósmica, referida al segundo estado de la evolución de la humanidad. Así, en el mundo del sentimiento actúan mancomunados, el presente anímico humano, y aquello que en él cobra un post-efecto, procedente de una antigua época. En la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento, el hombre vivencia el contenido de una época, a la cual aquí nos estamos refiriendo, como el límite de su cosmos. Lo que para el hombre en la vida física terrenal es el cielo estrellado, eso de manera espiritual, en la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento, es su existencia, que se encuentra entre su plena ligadura con el mundo espiritual divino y su desprendimiento. Allí aparecen en el “límite del mundo”, no los cuerpos celestes físicos, sino en el lugar de cada estrella, la suma de seres espirituales divinos, que de hecho son la estrella. Tan solo con la voluntad, no relacionado con el sentimiento y el pensar, en el hombre vive aquello que las vidas terrenales ofrecen, que en oportunidad de ser observadas, ya se manifiestan ser personalmente-individuales. Aquello, que desde el cosmos le otorga al hombre su figura externa, se conserva en esa figura externa, como memoria cósmica. La misma vive en la figura humana a modo de fuerza. No se trata directamente de las fuerzas de la voluntad, sino de aquello, que en la organización humana, es la base de las fuerzas de la voluntad. En la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento, esta región del ser humano se encuentra fuera del “límite del mundo”. Allí, el hombre lo presenta como aquello que en la nueva vida terrenal, nuevamente le será propio. En su organización nervio-sensoria, hoy el hombre aun se halla ligado con el cosmos de manera tal como lo ha sido cuando tan solo se manifestó a modo de germen dentro de lo espiritual-divino. En su organización rítmica, hoy el hombre todavía vive en el cosmos de manera tal como ha vivido cuando ya existía como hombre, pero aun no estaba desprendido de lo espiritual-divino. En su organización metabólica y de los miembros, a modo de base del desarrollo de la voluntad, el hombre vive de manera tal que en esa organización cobra un post-efecto todo aquello que ha experimentado desde la época de las vidas terrenales personales individuales en estas vidas y de las vidas entre la muerte y un nuevo nacimiento. Desde las fuerzas de la tierra, el hombre posee tan solo aquello que la conciencia propia le otorga. También la base física-corpórea de esa conciencia propia procede de aquello que la tierra promueve. Todo lo demás en el ser humano es de origen cósmico-extra-terrenal. El sensible cuerpo astral, portador de pensamientos y su fundamento etérico-físico, toda la actividad vital en el cuerpo etérico y hasta aquello que el cuerpo físico actúa de manera química-física, es de origen extra-terrestre. Por extraño que pueda parecer: lo físico-químico, que actúa en el interior del hombre, no procede de la tierra. El hecho de que el hombre desarrolle dentro de sí, esto cósmico extra-terrenal es efecto de los Planetas y otras estrellas. Aquello que de esta manera desarrolla, el Sol con sus fuerzas lo trae a la tierra. Lo humano-cósmico, a través del Sol es trasladado al ámbito de lo terrenal. Mediante el mismo, el hombre vive sobre la tierra como ser—celestial. Tan solo aquello, mediante lo cual supera su formación humana, la facultad de generar un ser semejante a él, es un don de la luna. Naturalmente, estos no son los únicos efectos del sol y de la luna, de ellos asimismo parten acciones de elevada espiritualidad. Cuando en la época navideña, el sol obtiene cada vez fuerzas mayores para la tierra, esto es el efecto anual que se manifiesta en lo físico-terrenal de manera rítmica, como expresión del espíritu en la naturaleza. El desarrollo de la humanidad es un solo eslabón en un gigantesco año universal. Esto se deduce de lo antes dicho. En este año universal, la navidad del mundo es allí, donde el sol no tan solo actúa hacia la tierra desde el espíritu de la naturaleza, sino donde el alma del sol, el espíritu del Cristo, desciende a la tierra. Tal como en cada persona, lo vivenciado de manera individual, está relacionado con la memoria cósmica, la anual navidad es percibida de correcta manera por el ama humana cuando el acontecimiento crístico, celestial-cósmico, es tomado no tan solo como memoria humana, sino como memoria cósmica. No tan solo el hombre recuerda de manera festiva en la navidad al descenso del Cristo, sino también el cosmos.
17. ¿QUÉ SE REVELA, CUANDO CON LA MIRADA RETROSPECTIVA CONTEMPLAMOS LAS REPETIDAS VIDAS TERRENALES ENTRE LA MUERTE Y UN NUEVO NACIMIENTO? (inicio del 1925) Primera parte de la consideración: en la consideración anterior la vida global humana era seguida de manera tal que la mirada del alma era guiada a las sucesivas vidas terrenales. El otro aspecto, que puede iluminar de una manera aun mayor lo que el primero revela, es aquel de tomar en cuenta las sucesivas vidas, entre la muerte y un nuevo nacimiento. También allí, queda en evidencia que el contenido de esas vidas, tal como es en la actualidad, tan solo retorna hasta un determinado punto de la evolución terrenal. Este contenido está determinado por el hecho, que el hombre lleva consigo al pasar por el umbral de la muerte, la íntima fuerza de la conciencia propia, adquirida durante la vida terrenal. De esta manera, el hombre se sitúa como individualidad, frente a los seres espirituales-divinos. Esto no ha sido así, en un periodo anterior. Allí, el hombre no había avanzado a un punto tal, en el desarrollo de su conciencia propia. La fuerza lograda en la tierra no era suficiente, para lograr el desprendimiento del mundo espiritual-divino, hasta el logro de una existencia individual, entre a muerte y un nuevo nacimiento. Allí, aunque el hombre no se hallaba dentro de los seres espirituales-divinos, si se encontraba en el círculo de la acción de los mismos de manera tal que su querer de manera esencial era SU querer y no, el SUYO mismo. Con anterioridad a ese periodo, hay otro, en el cual, al retornar con la mirada, no nos encontramos con el hombre en su constitución espiritual-anímica actual, sino con el mundo de los seres espirituales-divinos, dentro de los cuales se encuentra el hombre de manera germinativa. Se trata de las fuerzas originales (arcai). Y cuando retrocedemos, contemplando los pasos dados por un ser humano, no nos encontraos con UN ser espiritual-divino sino con todos aquellos que pertenece a esa jerarquía. En estos mundos espirituales-divinos, habita la voluntad que el hombre se genere. En la generación de cada ser humano, participa la voluntad de todos. En su accionar conjunto, yace, a modo de metal universal, la generación de la figura humana. Dado que, carente de figura, el hombre está viviendo en el mundo espiritual-divino. Tal vez pueda parecer extraño, que también ya para un solo ser humano, actúe el coro completo de seres espirituales-divinos. Pero ya con anterioridad, actuaron así las jerarquías Exusias, Dynamis, Kyriotetes, Thrones, Querubíes, Serafínes, a través de desarrollo de la luna, del sol de Saturno, para el advenimiento del hombre. Lo generado con anterioridad, una especie de pre-hombre, en Saturno, Sol y Luna, no ha tenido una figura unitaria. Hubo tales pre-hombres, organizados en mayor medida en dirección al sistema de los miembros, otros, hacia el sistema pectoral, y otros más hacia el sistema de la cabeza. Y han sido hombres, reales; tan solo son denominados pre-hombres, para diferenciarlos de estado posterior, donde aparece la confluencia de todos los sistemas en la figura humana. La diferenciación en estos pre-hombres sigue aun más. Podemos hablar de hombres-corazón, hombres, pulmón, etc. La jerarquía de las fuerzas primarias lo considera como misión suya, conducir a todos estos pre-hombres, cuya vida anímica se hallaba en correspondencia con su configuración unilateral, a una figura humana general. De la mano de los Exusiai, reciben al hombre. Los mismos ya en sus PENSAMIENTOS, de la universalidad humana, habían creado una unidad. En los Exusai empero, esa unidad ha sido una figura ideal, una figura del pensamiento universal. De ello, los Arcai formaron la figura etérica, pero de manera tal que esa figura etérica ya contenía las fuerzas para la generación de la figura física. Al contemplar estos hechos se revela algo majestuoso. El hombre es ideal de los dioses, es meta de los dioses. Esa contemplación empero, no puede ser motivo de soberbia y arrogancia. Dado que él, puede atribuirse tan solo aquello que durante la vida terrenal ha logrado hacer de sí mismo, con conciencia propia. Y esto es, expresado en relaciones cósmicas, muy poco frente a aquello que a modo de fundamento de su propio ser, han creado los dioses a partir del macrocosmos, que ellos mismos son, como micro-cosmos, que él es. En el cosmos, los seres espirituales-divinos se encuentran los unos frente a los otros. La visible expresión de este hallarse de los unos frente a los otros, es la figura del cielo estrellado. Aquello que son en su conjunto, lo querían crear de manera mancomunada. Para poder entender de hecho aquello que ha realizado la jerarquía de los Arcai, cuando en su coro han realizado la figura humana tenemos que tomar en cuenta que existe una diferencia enorme, entre la figura y el cuerpo físico del hombre. Cuerpo físico es aquello que física-químicamente tiene lugar en el ser del hombre. En el hombre de la actualidad, esto acontece en el interior de la figura humana. Esta misma empero, es íntegramente espiritual. Un sentimiento de solemnidad nos debería embargar, al contemplar un ente espiritual dotado con sentidos físicos, en el mundo físico, como figura humana. Para aquel que posee la contemplación espiritual, esto está dado de manera tal que en la figura humana puede ver una real imaginación, que ha descendido al mundo físico. Para poder contemplar imaginaciones, del mundo físico, tenemos que pasar al siguiente, espiritual. Entonces empero, podremos observar que la figura humana guarda parentesco con esas imaginaciones. A la mirada retrospectiva del hombre, encuentra como primer periodo, la generación de esa figura humana, al observar las vidas entre la muerte y un nuevo nacimiento. Al respecto al mismo tiempo se revela la profunda relación existente entre el hombre y la jerarquía de los Arcai. En este periodo, ya podemos hablar de una alusión a la diferencia entre la vida terrenal y la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento. Sucede que la jerarquía de los Arcai en rítmicas épocas, trabaja en la evolución de la figura del hombre. En cierta oportunidad, orienta los pensamientos que conducen las voluntades individuales, en mayor medida hacia el cosmos extra-terrestre. En otra oportunidad, orienta su mirada a la tierra. Y de la tarea mancomunada de aquello incentivado por el cosmos extraterrestre y la tierra, se forma la figura humana, que de esta manera es expresión del hecho, de que el hombre es tanto ser terrenal como también ser extra-terrestre, cósmico. La figura humana, tal como aquí se encuentra referida a modo de creación de los Arcai, abarca empero no tan solo los contornos exteriores del hombre y la configuración de la superficie, dada en la limitación por la piel, sino también la configuración energética, que se encuentra en su postra, en su facultad del movimiento, adaptada a las condiciones terrestres y en la capacidad de poder emplear a su cuerpo, como medio de expresión de aquello que acontece en su interior. El hecho de que el hombre insertase de manera erguida a las condiciones de gravedad de la tierra, que puede conservar el equilibrio con libertad del movimiento dentro de esta gravedad, que puede extraer sus brazos y sus manos del peso, utilizándolos con libertad y otras cosas más, que aunque estando ubicado en el interior, se trata de configuración: todo esto, el hombre se lo debe a esta creación de la jerarquía Arcai. Todo esto se prepara en la vida, que para ese periodo también podemos llamar, la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento. Es preparado de manera tal que el hombre luego, en el tercer periodo, en nuestra época presente, durante su vida entre la muerte y un nuevo nacimiento, posee la facultad de trabajar él miso, en la configuración para su existencia terrenal.
18. QUÉ SE REVEA, CUANDO CON LA MIRADA RETROSPECTIVA, CONTEMPLAMOS LAS REPETDAS VIDAS TERRENALES, ENTRE LA MUERTE Y UN NUEVO NACIMIENTO (inicio de 1925) Segunda parte de la consideración: en un segundo periodo el hombre, desde el ámbito de los Arcai, llega al de los Arcangeloi. Con ellos empero no está relacionado de una manera tan íntima como lo había sido con los Arcai, física-espiritualmente. Su relación con la jerarquía Arcangeloi, es de una manera más bien espiritual. Así y todo, es tan íntima, que con respecto a esa época, aun no puede hablarse de un desprendimiento del hombre del mundo espiritual-divino. La jerarquía de los arcángeles, le brinda al hombre aquello para su cuerpo etérico, lo que en el mismo se corresponde a semejanza de la figura en el cuerpo físico, la que le debe a los Arcai. Así como el cuerpo físico, a través de la figura está adaptado a la tierra, para ser en la misma, portador de la conciencia propia, así el cuerpo etérico, a las condiciones de las fuerzas cósmicas extra-terrenales. En el cuerpo físico habita la tierra, en el cuerpo etérico habita el mundo de las estrellas. Aquello que el hombre dentro de sí porta a modo de fuerzas interiores, para poder ser sobre la tierra de manera tal que a su vez con la postura, el movimiento y el gesto puede desprenderse del poder de la tierra, esto se lo debe a la creación de los Arcángeles en su cuerpo etérico. Así como en el cuerpo físico pueden vivir las fuerzas de la tierra a través de la configuración, así en el cuerpo etérico viven las fuerzas, que de la periferia del cosmos de todos los lados fluyen hacia la tierra. Las fuerzas terrestres que aparecen en la configuración física son tales que a la figura le otorgan solidez. Los contornos del hombre, con supeditada metamorfosis se mantienen con firmeza para la vida terrenal, las facultades del movimiento solidifican en costumbres, etc. En el cuerpo etérico impera constante movilidad, siendo reflejo de las constelaciones estelares, que varían durante la vida terrenal del hombre. El cuerpo etérico se configura ya a partir de los cambios del cielo diurno y nocturno; pero asimismo acorde a los cambios que se producen entre su nacimiento y su muerte. Esta adaptación del cuerpo etérico a las fuerzas del cielo no se contradice con respecto al paulatino desprendimiento del cielo estelar de los poderes espirituales, divinos, a los cuales nos hemos referido en otras consideraciones. Es cierto, en épocas muy antiguas, en las estrellas ha vivido voluntad de los dioses e inteligencia divina. En las épocas posteriores, los mismo han pasado a lo “calculable””. Los dioses ya no actúan a través de aquello en que se ha constituido su obra, sobre el hombre. El hombre empero, a través de su cuerpo etérico entra a una relación propia hacia las estrellas, tal como a través de su cuerpo físico accede a una relación a la fuerza de gravedad terrestre. Aquello que el hombre se incrementa, cuando para su nacimiento en la tierra desciende del mundo espiritual, su cuerpo etérico, que dentro de sí reside las fuerzas cósmicas extra-terrestres, es creado en este segundo periodo por la jerarquía de los Arcangeloi. Lo esencial que el hombre allí recibe a través de esta jerarquía, es la pertenencia a un grupo de personas sobre la tierra. Las personas están diferenciadas a través de la tierra. Al retroceder con la mirada a este segundo período, no nos encontramos con la diferenciación en razas y pueblos, sino ora, más bien espiritual. Una diferencia que se debe al hecho que a los diferentes lugares de la tierra llegan las fuerzas estelares de diferentes constelaciones. Sobre la tierra, en la distribución del terreno y del agua, en el clima y el crecimiento vegetal, etc., vive el cielo con sus estrellas. En cuanto el hombre tiene que adaptarse a estas condiciones, esta adaptación pertenece al cuerpo etérico y su configuración es una creación del caso de los Arcangeloi. Sucede empero que justamente durante ese periodo segundo, los poderes luciféricos y ahrimánicos, entran de una manera especial a la vida humana. Esa entrada es necesaria aunque en un principio podría parecer, que al hombre lo estaría presionando, empujándolo por debajo de su entidad. Para poder desarrollar conciencia propia durante la vida terrenal, tiene que desprenderse del mundo espiritual-divino –del cual provino originalmente – de una manera más marcada de lo que puede acontecer por ESTE mundo mismo. Acontece en el tiempo en el cual en él actúan los Arcángeles, por el hecho de que allí la relación con el mundo espiritual ya no es tan sólida como fuera durante el accionar de los Arcai en él. Sobre las fuerzas en mayor medida espirituales de los Arcángeles, Lucifer y Ahriman pueden ejercer un poder mayor, que sobre las más vigorosas de los Arcai. Los poderes luciféricos transponen la configuración estelar con una mayor inclinación por el mundo estelar a aquel que tendría, si tan solo actuaran los poderes espirituales divinos, originalmente relacionados con el hombre. Y a través de los poderes ahrimánicos, la configuración física es involucrada en mayor medida en la gravedad terrestre, a como sucedería si estos poderes no actuaran. De esta manera, en el ser humano se implementa el germen de la plena conciencia propia y de la libre voluntad. Aun cuando los poderes ahrimánicos odian a la libre voluntad, en el hombre al arrancarlo de su mundo espiritual divino, promueven la disociación al germen de la libre voluntad. Por de pronto empero, en este segundo periodo, aquello que las diversas jerarquías, desde los serafines hasta los arcángeles han promovido en el hombre, es integrado mediante presión al cuerpo físico y al cuerpo etérico, en medida mayor como sucedería sin la influencia luciférica y ahrimánica. Sin esa influencia, el efecto producido por las jerarquías, permanecería más bien en el cuerpo astral y el yo. De esta manera no se genera ese agrupamiento más bien espiritual, de la humanidad a lo largo y ancho de la tierra, buscado por los Arcángeles. En su estar imprimido en el cuerpo físico y el etérico, las fuerzas espirituales se convierten en lo opuesto. En lugar de la diferenciación más bien espiritual, se genera aquella según razas y pueblos. Sin la influencia luciférica y ahrimánica, las personas tendrían que ser diferenciadas en la tierra desde el cielo. Durante su vida, los grupos se mantendrían como seres, que comparten voluntariamente, con amor, lo espiritual. En las razas y los pueblos el peso terrenal aparece a través del cuerpo del hombre; en la agrupación espiritual, hubiese aparecido un reflejo del mundo espiritual-divino. Con todo ello, la posterior conciencia propia en la evolución humana, ya tenía que estar dispuesta con anterioridad. Esto a su vez imponía la condición, de que de alguna manera se seguía manteniendo la diferenciación humana remota, que existía, cuando el hombre pasó de la jerarquía de lo Exusai, a aquella de los Arcai. El hombre ha vivenciado a ese estado evolutivo, con sensibilidad y contemplación como una escuela cósmica. Aún no ha desarrollado un conocimiento relativo acerca de que se trata de una preparación esencial referida a su posterior conciencia propia. Con respecto al pensar, por entonces ha acontecido que a través de los poderes luciféricos ha sido configurado con la inclinación de seguir profundizando las antiguas formas de lo espiritual, sin adaptarse a las nuevas formas. Dado que Lucifer siempre tiene la intención para el hombre, de conservar las antiguas formas de vida. Y de esta manera, el pensar del hombre se formó de manera tal que paulatinamente, en la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento ha configurado la facultad aquella, que en épocas remotas, formaba pensamientos en su interior. Por entonces esa facultad pudo contemplar lo espiritual, a pesar de que ha sido como actualmente es la mera concepción sensoria. Dado que lo físico por entonces portaba lo espiritual en su superficie. Ahora empero, la facultad pensativa conservada desde aquel entonces, tan solo puede actuar como percepción sensoria. Gradualmente fue disminuyendo la facultad de elevarse a lo espiritual a través del pensamiento. Y se produjo de manera plena, cuando en la era del alma consciente, para el hombre el mundo espiritual ha sido sumido en la oscuridad completa. Sucedió entonces que los mejores investigadores de la naturaleza, que no pudieron ser materialistas, dijeron: no nos queda otra, que investigar tan solo al mundo que puede ser estudiado a través de la medida, la cantidad y el peso y mediante los sentidos, pero no tenemos el derecho de negar un mundo espiritual que se oculta detrás del mismo, sensorio. Es decir, la indicación de que pueda existir un luminoso mundo desconocido para el hombre, donde solamente está viendo oscuridad. Así como a través de Lucifer fue des-plazado el pensar en el hombre, por Ahriman lo ha sido la voluntad. Ha sido dotada con una tendencia hacia una especie de libertad, hacia la cual tendría que haber accedido recién más tarde. Esa libertad no es real, sino la ilusión de la libertad. Durante mucho tiempo, la humanidad ha vivido en esa ilusión de la libertad. No le dio la posibilidad de desarrollar la idea de la libertad acorde a lo espiritual. Se oscilaba entre el criterio de que el hombre goza de libertad o que está contenido dentro de una rígida necesidad. Y cuando luego, con el advenimiento de la era de la conciencia vino la real libertad, no se la pudo reconocer por el hecho, de al reconocimiento por demasiado tiempo se lo había sumergido en la ilusión de la libertad. Y no hubo posibilidad alguna para el desarrollo de la libertad, acorde a la época. Se variaba entre las opiniones de que el hombre gozaba de libertad, o que se hallaba inserto en una rígida necesidad. Y cuando con el avance de la edad de la conciencia llegaba la libertad real, no se la pudo reconocer, porque ese reconocimiento por demasiado tiempo había estado inmerso en la ilusión de la libertad. Todo aquello que en ese estado de la evolución de la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento se ha inserto en el ser del hombre, lo llevó a modo de memoria cósmica al tercer estado, en el cual todavía está viviendo. En este estado se encuentra en una relación hacia los arcangeloi, similar a aquella que estuvo en el segundo para con los Arcangeloi. Tan solo que la relación hacia lo Arcangeloi es de manera tal que mediante la misma se realiza la individualidad independiente. Dado que los Arcangeloi – no el coro, sino uno por cada persona se limitan al hecho de promover la correcta relación de las vidas entre la muerte y un nuevo nacimiento y las vidas terrenales. Es un hecho particular, que para el hombre individual en el segundo estado de su evolución de las vidas entre la muerte y un nuevo nacimiento, actúa toda la jerarquía de los Arcangeloi. Más tarde esa jerarquía se ocupa de la conducción de las estirpes de los pueblos. Y allí, un Arcángel actúa como espíritu popular para un pueblo. En las razas permanecen activas las fuerzas originarias. Y nuevamente para una raza actúa un ser de la jerarquía de las fuerzas originarias como espíritu de raza. Así el hombre de la actualidad también en la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento, contiene la memoria cósmica a estados anteriores de esta vivencia. Y también allí, donde en el mundo físico lo conducido espiritualmente, como en las razas y los pueblos, de nítida manera existe la memoria cósmica.
24.1.2018 |