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Manfred Krüger

LA FE, EL AMOR Y LA ESPERANZA -

LA MIRADA DE RUDOLF STEINER ORIENTADA A PABLO

El 2 y el 3 de Diciembre de 1911, Rudolf Steiner habló en Nürnberg acerca de la trinidad de Pablo, de fe, amor y esperanza, a modo de tres etapas en la vida - en relación con los fundamentos espirituales del presente y del futuro próximo, que también hoy sigue siendo futuro.

Estas conferencias pueden ser entendidas a modo de complemento de las exposiciones acerca de la Apocalipsis de Juan, que también tuvieron lugar en Nürnberg, en el año 1908. En ambos casos, se trata del Cristo y el futuro de la humanidad.

Rudolf Steiner se refiere a una idea en el libro de Lessing “La educación de la estirpe humana”. Lessing habló de tres eras, que ubica en paralela con el desarrollo individual del hombre - en su determinación por la trinidad divina. Rudolf Steiner modifica la idea. Contempla en especial al desarrollo del niño. El niño se yergue, luego aprende a hablar y luego aprende a expresar los contenidos del pensamiento en el lenguaje. Según Rudolf Steiner, esto se corresponde con tres manifestaciones habidas en los últimos tres mil años: la legislación dada por Moisés, el Misterio de Golgotha  y la Antroposofía como ciencia espiritual. Y remarca: “en relación histórica universal, lo hombres a través de la ciencia espiritual tienen que aprender a pensar el contenido de los pensamientos de los Evangelios”.

Esa es la misión de la Antroposofía, y el sentido del trabajo en las ramas de la Sociedad Antroposófica: “aprender a pensar mediante la ciencia espiritual el contenido espiritual de los Evangelios.” esto puede acontecer, porque en pentecostés el Espíritu Santo vino con los hombres.

También Lessing habla de la tercer era, como era del espíritu, que acontece al cabo de la era del Padre y del Hijo, que empero no está delimitada de la misma manera. Más allá de ello, Rudolf Steiner remarca, que la nueva revelación espiritual, como Antroposofía está relacionada con el retorno del Cristo en lo etérico, que como primero pudo vivenciar Pablo frente a Damasco, como “parto a destiempo”.

En Golgotha, el Cristo se convirtió en el espíritu de la Tierra.

En Mateo, el resucitado dice: “He aquí, que quedaré con vosotros, hasta el fin del mundo”. El retorno del Cristo significa para el presente: el Cristo no viene como hombre terrenal, sino como Ángel y retorna con la misión cármica de juez, que le fue dado por Moisés. Recuerdo representaciones de la transfiguración del Cristo en las cuales Moisés le entrega al Cristo las Tablas de la ley.

Por el hecho empero, de que el Cristo sobre Golgotha se convirtió en el espíritu de la tierra, en el futuro más y más seres humanos, que dentro de sí recepcionan al espíritu del Cristo, adquirirán una delicada sensibilidad con referencia a futuros hechos de la equiparación cármica. Rudolf Steiner habla de una “especie de imagen soñada”: “Poco a poco, los hombres adquirirán la facultad de poder visualizar la equiparación cármica, el acto de compensación que tienen acontecer en el futuro, a modo de una imagen vivida a modo de un sueño”. Mediante la conexión con el Cristo, se podrá desarrollar un sentimiento de mayor responsabilidad; y el Cristo mismo, será reconocido en la figura de un Ángel, como el gran Consejero”. El consejo, que el hombre necesita en la vida, en el futuro en menor medida provendrá de las personas, y en  medida cada vez mayor, directamente del Cristo, como gran consejero. En la tradición rusa de los íconos, existe al respecto la imagen “el Cristo como Ángel”, llamado el “Gran Conejo”, o el “Bondadoso Silencio”. El consejo es, guardar silencio. El gran Consejero no dice: haz esto, haz aquello. Con la mirada orientada en el Cristo, el ser humano de inmediato sabrá lo que es bueno. Por eso, el Gran Consejero también tiene en el nombre “El Bondadoso Silencio”. Este nombre tiene  lo que tiene en la tercera era, en la era del espíritu. En Rusia es una tradición, que está señalando la era del espíritu.

Rudolf Steiner compara al Evangelio, tal como era divulgado en la época de la transición, con el habla que el niño aprende. Por lo tanto la Antroposofía como ciencia espiritual con respecto al contenido, no es algo nuevo; es el contenido de los Evangelios, y con ello se corresponde al pensar del niño, de modo tal que la misión se torna entendible: “en la relación histórica universal, las personas a través de la ciencia espiritual tienen que aprender a pensar al contenido del pensamiento de los Evangelios.”

Hasta ahora, los Evangelios eran hablados y eran recibidos a través del habla. De amplia manera, la teología era filología. La teología se convertirá en filosofía, lo cual ya ha sido en su origen. La teología se convertirá en filosofía, la cual ya ha sido en su origen. La Antroposofía como el “contenido de los pensamientos, es la nueva unidad de teología y filosofía. En esta perspectiva, resulta una nueva comprensión con respecto a la trinidad de fe, amor, esperanza de Pablo.

Procedente de la antigüedad, existe la tradición de las cuatro virtudes cardinales. Platón menciona: la valentía, la sabiduría, la medida correcta y la justicia. Esta cuadruplicidad se desarrolla en los cuatro miembros del ser: la valentía en el cuerpo físico, la sabiduría en la corporeidad de la vida, la correcta medida en el cuerpo anímico y la justicia en el yo.

Cuando el espíritu del Cristo hace su entrada en el yo, así como lo ha vivenciado Pablo, entonces en el cuerpo físico, de las fuerzas de la valentía emana la esperanza de la resurrección de la carne; en la corporeidad de la vida, se genera el amor cristiano a partir de la sabiduría; y en el cuerpo del alma, de la facultad de mantener la correcta medida, emanará la verdadera fe.

 En este sentido, el cuerpo físico puede ser señalado como cuerpo de la esperanza, el cuerpo de vida en su esencia es el cuerpo del amor cristiano; y el cuerpo del alma también puede ser denominado, cuerpo de la fe. Este puede ser entendido como el triple efecto del Cristo. En ese sentido, lo términos de fe, amor y esperanza, sino como fuerzas vitales del alma en el sentido como el Cristo dice que sí, ser “la verdadera vida”.

Por lo general se supone que a fe es superado por el conocimiento. Rudolf Steiner empero opina, que el conocimiento tan solo es la base de la fe. Cuando los discípulos se desesperaron durante la tormenta desatada en el mar, el Cristo les preguntó: “¿Aún no tienen fe?” en ese sentido, Rudolf Steiner a la fe también denomina “fuerza vital de la confianza”, vale decir, una fuerza que arraigada en el alma-también se apodera del cuerpo de las fuerzas vitales, para transformarlas en “espíritu de vida”, que representa al Hijo divino.

Visto de esa manera, también el amor es una fuerza vital. Quien no puede desarrollar una fuerza del amor, “languidece y marchita” en su ser. Sin amor, el cuerpo de las fuerzas vitales tendría que contraerse. De hecho el amor es una palabra de diversas capas. Visto de manera antroposófica, se arraiga en el cuerpo de las fuerzas vitales. Al ser ejercida, compenetra y colma poco a poco al alma entera, cuyo cuerpo vital así transforma en “yo espiritual” del ser humano, en el cual cobra vivencia el espíritu santo. En ese sentido, los Padres de la iglesia le han coordinado al espirito, el amor que une al padre y al hijo. Y así, el ser humano sin esperanza no podría vivir: también la esperanza es una fuerza vital. Rudolf Steiner remarca que en el ámbito físico, sin la esperanza el ser humano no podría dar un paso en la existencia. Esperanza como fuerza es sustancia de Dios Padre. Y como el cuerpo vital sin amor se contrae, así también lo hace el cuerpo físico sin la esperanza. La esperanza no solo se refiere al hecho de que mañana volverá a salir el sol, sino también a futuras vidas terrenales. En medida cada vez mayor, la humanidad se estaría entregando a las fuerzas de la muerte, al no ser vivificada la conciencia con la fuerza vital de la esperanza, siendo imprimida h asta en la corporeidad física. Moisés ha entregado sus tablas de la ley al Cristo: esto a la esperanza le otorga aquella fuerza de profundidad que conduce al cambio.

La ley de la re-encarnación y de destino, mediante el nacimiento del y o en Golgotha, ha obtenido un nuevo sentido. La vida terrenal ya no mera penuria y castigo, como ha sido en la época antigua, sin que es la condición previa, para el desarrollo del yo. Esto lo sabía Juan Bautista. Su  misión ha sido, preparar a los hombres para el nacimiento del yo. Él ha sido el precursor. Solo un yo consciente de sí mismo, puede promover la acción del contenido de los Evangelios sobre su alma, comprendiendo que el Cristo como juez universal, no aparecerá recién hacia el final de los tiempos, sino ya ahora. Juan, El Evangelista, emplea a menudo la formula: será – y ya es. El orden del destino se inicia en el respectivo presente, en el presente del espíritu. Esto no significa que ahora “todo está en orden”. Pero las catástrofes de los siglos 20 y 21, tampoco son un ejemplo opuesto. A menudo los acontecimientos espirituales son percibidos por pocas personas.

La crucificación en Golgotha fue percibida por  muchas personas. El nacimiento del yo en Golgotha, fue percibido tal vez por solo dos personas: por Juan Bautista y Juan Evangelista: el Evangelista, parado al pie de la cruz, y el Bautista, que estaba presente de manera espiritual- del otro lado. Por esa razón, Mathias Grüewald ha ubicado las dos figuras- Juan bajo la cruz.

Desde el nacimiento del yo en Golgotha, la historia de la humanidad tiene una orientación señalada por la unidad de la individualidad también en el mundo espiritual. El yo ya no tiene que ser desconectado para la vivencia del mundo espiritual. En medida cada vez mayor”, los hombres adquieren un sólido punto de apoyo de su ser dentro de sí mismo – acá y  en el más allá.

En la medida en la cual el hombre se compenetra con la fuerza del yo, que en Golgotha ha nacido, tampoco el cuerpo es entregado plenamente a la muerte. El camino hacia el Padre ha sido abierto. El hombre puede decir con Pablo y con Orígenes: la vida de la resurrección ha comenzado. Algo del cuerpo físico ya ahora es transformado en “hombre espíritu”, en el cual se manifiesta el Padre. 

Pablo ha anunciado al cuerpo de la resurrección como el viejo Adam.

De este nos desprendemos en el momento de la muerte – pero no del todo: una parte una ahora es parte del gran cambio.

Pablo emplea de manera consciente la expresión “atraer”. Atraed al Cristo, entonces en la muerte experimentareis la vida; puesto que la vida de resurrección no solamente es una promesa con respecto al “día de juicio” en el final de los tiempos: ya ha comenzado en Golgotha – para toda la humanidad.

Como los hombres recién desde hace 2000 años pueden sentir la inserción del yo en su ser – sin contar la excepciones – no existen recuerdos concretos con respecto a las vidas pasadas aquí en la tierra. Podemos recordar tan solo aquello, que hemos vivenciado como un yo consciente de sí mismo. Hasta ahora, el yo ha estado desarrollado solo levemente. El desarrollo del yo en esta vida empero, tal vez ya en la vida terrenal próxima, puede conducir a memorias. Para que esto pueda acontecer de correcta manera es de decisiva importancia: la reflexión acerca de la idea de la re-encarnación en esta vida. De otro modo, aparecerán imágenes frente a las cuales el alma se encontrará desorientada.

¿Qué significa analizar pensando? En la era filosófica, vale decir desde el desarrollo de la cultura griega hasta la edad moderna, el pensar ha llegado a sí mismo. Aristóteles ha marcado la fórmula del “pensar del estar pensando”. El así logrado” hacia sí mismo”, hacia el otro lado empero, es una abstracción.

Es por ello, que el pensar en el presente y en el futuro, requiere de la espiritualización. Esto significa: debe ser concentrado desde el conocimiento hasta la fe. El carácter de la fe del cuerpo del alma tiene que otorgarle al pensar su hábito. Como ejemplo, Rudolf Steiner menciona a Richard Wagner. Tenemos empero que recordar asimismo a Fichte, Hegel y Schelling, cuya filosofía con el correr de los años de su accionar, se ha convertido en medida cada vez mayor en Teosofía.

En la cultura  venidera, el pensar experimentará una vigorización adicional, cuando se la imprima el carácter de amor del cuerpo de las fuerzas vitales. A ello está señalando de manera profética un adicional a la “filosofía de la libertad” de 1918: “El pensar es fuerza del amor de modo espiritual”.

Al ser experimentado esto de manera  real: pensar como fuerza del amor de manera espiritual, esto significará una armonización de las fuerzas de la inteligencia y de año moralidad. Entonces la “filosofía de la verdad” ya no estará compuesta por dos partes – 1° parte, teoría del conocimiento, 2da parte, ética, sino tan solo de un todo: conocimiento y  moral estarán unidos. Ese es el resultado de las dos partes de la “filosofía de la verdad”, que bajo ese aspecto, es un libro plenamente profético.

También el acontecimiento de Golgotha puede ser captado en su profundidad, por un pensamiento que es “fuerza del amor de modo espiritual”. En el futuro, será comprendido de manera mucho más profunda que es posible en la actualidad.

En definitiva, el pensar aún necesita de la concentración mediante la esperanza, que le será imprimida en un tiempo aún más lejano, por el cuerpo físico espiritual, que en principio empero ya puede ser realizado en la actualidad. Como ejemplo nos queda Pablo. Pablo como primero ha pensado la resurrección de la carne. Pablo ha sido el primer pensador cristiano, que ha reconocido que el pensar requiere el fortalecimiento de las tres fuerzas, fe, amor, esperanza. En el año 1911, Rudolf Steiner lo ha fundamentado mediante el estudio del hombre y la ciencia espiritual.

En la medida en al cual el pensar obtiene el hábito de la fé, del amor y de la esperanza, se torna cristiano. Podemos así entonces a Pablo, cuando nos propone, “vestirnos” con el Cristo: el Logos se convierte en hábito del pensar.

Así podemos entender asimismo, la pregunta vital del Tomás de Aquino: ¿de qué manera, el pensar se convierte en cristiano?

Esta pregunta, Rudolf Steiner la ha contestado en Nürnberg. De ello surge nuestra misión, de clarificar, comprender y transitar al “contenido de pensamientos de los Evangelios” con un pensar fortalecido mediante la fe, el amor y al esperanza.

28.06.2017




Gert Suwelack

EL DIÁLOGO CON EL ESPÍRITU DE LA TIERRA

Las épocas del año y las fiestas anuales en el hemisferio sur “Así como yo no veo al cuerpo espiritual del hombre – salvo que fuese vidente místico – tampoco veo al cuerpo espiritual de la tierra. Y sin embargo el planeta en su conjunto tiene que tener su cuerpo espiritual, quién sabe, si con el mismo no se encuentra en proximidad de cuerpos espirituales de otras estrellas…”

Christian Morgenstern


Tales ideas les son muy ajenas a los hombres de la actualidad. La tierra es tomada como muerta, un objeto para la explotación. Se ha implementado el discernimiento, de que, de seguir el saqueo indiscriminado a la tierra, tendrá que conducir a la aniquilación de toda la vida sobre ella, pero asimismo tendrá que imponerse el criterio de suplantar el empleo de pesticidas por productos más saludables.

Lo único que puede brindar ayuda es, que el hombre encuentre una relación nueva hacia la tierra. La tierra deberá ser reconocida otra vez como un ser viviente - y no tan solo eso: de hecho es mucho más, ha sido adoptado como cuerpo por un ser divino. Solo si esto se reconoce y es integrado en las  percepciones vitales, la tierra puede concluir su curso pre-establecido en el suceder histórico mundial del universo.

Se plantea así la pregunta: ¿de qué manera la tierra puede ser vivenciada como ser viviente y como cuerpo  de Dios?

¿Cómo el individuo, el libre ser humano puede fundamentar una relación plenamente humana hacia las expresiones vitales de la tierra?

Al tomar en cuenta el espacio que ocupan las exposiciones acerca de las épocas del año y las fiestas anuales en la obra de Rudolf Steiner, se obtendrá de inmediato la concepción, de que todo eso de ninguna manera puede referirse tan sólo a una limitada zona del hemisferio norte. En ningún lugar se está hablando de tales delimitaciones regionales. Muchas acotaciones en cambio muestran, que Rudolf Steiner siempre tuvo en su conciencia, la tierra en su totalidad. Sobre todo también tuvo en su conciencia, que las épocas anuales, como expresiones vitales, de la tierra, se invierten en el hemisferio sur - o bien se comportan de manera polar con respecto a aquellas del hemisferio norte.

Cuando el hemisferio sur apareció en el campo visual de la humanidad occidental, en los círculos competentes ya no hubo posibilidad de valerse de conocimientos que habían estado a disposición de la humanidad anterior: la cognición de la iniciación. En la medida en la cual el ojo podía ver con agudeza cada vez mayor, las cosas terrenales, se habían enceguecido con respecto al lado espiritual de la vida terrenal. Con furor realmente cínico se procedió a la destrucción de lo invalorable. La avidez de los conquistadores se apoderó de las cosas que tan solo tenía valor para el ojo ciego con respecto a lo espiritual: riquezas materiales.

Hoy nos encontramos con una obligación de reparación. Al hemisferio sur le tiene que ser revuelto su propia valencia espiritual ¡La Antroposofía lo ha logrado! El estatus colonial podrá ser superado también en lo interior, al emprenderse caminos en ese sentido. Nada tiene que ver con separatismo y actitud sectaria, puesto que la tierra misma está membrada de manera polar. Así, como el hombre al dormir y al estar despierto experimenta la integridad de su existencia, así también la tierra en el ritmo de las estaciones anuales obtiene la plenitud de estructura que le corresponde. La integridad no se anula, al tomar en cuenta este estado de cosas.

¡Todo depende en el vivenciar dinámicamente la integridad! 

El hecho de que hasta ahora la integridad de la tierra es vivenciada en su mayoría de manera estática, tiene  como consecuencia, que no puede ser apreciada la valencia de los ritmos del año. Frente a la carencia de la comprensión espiritual, nos aferramos a las tradiciones.

Cuando empero el hemisferio sur no llega a una comprensión independiente del trasfondo espiritual de su existencia, a la larga esto tiene que cobrar un efecto fatal sobre la vida espiritual del hemisferio norte. Nadie puede comprender por qué puede tener validez tan sólo lo dicho por Rudolf Steiner en una mitad de la tierra, siendo que Steiner remarcaba una y otra vez que para la otra mitad de los valores son inversos.

Quién se dedica estudiar la obra de vida de Rudolf Steiner con sus múltiples y abarcativo aspectos, con asombro y respeto contempla la universalidad de su espíritu. Ya a partir de ese hecho puede emanar una profunda confianza en sus dichos y datos con respecto a su validez también para el hemisferio sur de la tierra. Para que esa confianza asimismo adquiera un objetivo fundamento, a partir de ejemplos comprobaremos que de hecho disponía de un buen conocimiento de la situación en el “otro lado” de la tierra:

En “El curso de mi vida” de Rudolf Steiner (g A 28), en el capítulo II, se encuentra la acotación poco llamativa: Aquel que me ha impulsado a una lectura especial de Kant, cierta vez escribió un artículo escolar programático acerca de la “época glaciar y sus causas”. Asimilé el contenido con gran avidez anímica y me ha quedado un vivo interés con respecto al problema glaciar”.  Se trata de un artículo del Dr. Franz Kofler, quien en la Escuela Secundaria de Viena, era su profesor de geografía. Allí se refiere a ritmos cósmicos para explicación de las épocas glaciares, la precesión, el movimiento de las bóvedas, así como cambios en la excentricidad de la ruta terrestre y lateralidad de la elipsis. No es fácil compenetrar comprensivamente el contenido de este trabajo, al cual el estudiante Rudolf Steiner estudió con énfasis. En qué medida esto ha contribuido a la comprensión de las condiciones imperantes en el hemisferio sur, muestra la representación que el joven Rudolf Steiner ha realizado en la enciclopedia “Pierrers”, acerca de la época glaciar. En el último recorte de este artículo dice: “Debido a la excentricidad de la ruta terrestre, la tierra no siempre se mueve con la misma velocidad, sino con velocidad mayor en la proximidad al sol, y más lento, estando a mayor distancia del sol. Por lo cual, el hemisferio que tiene su invierno dentro del tiempo más próximo al sol, tiene un invierno más largo que el otro. Sucede que el eje de la tierra cambia su posición con respecto al sol; y por esa razón, es tempo de un invierno más largo, no siempre tendrá lugar para el mismo hemisferio. El eje de la tierra describe en 21.000 años un giro completo, y durante ese tiempo, dos veces (una vez para el hemisferio del norte y una vez para el hemisferio sur), lo inviernos y los veranos realmente serán iguales. Durante 10.500 años empero, el hemisferio norte y también el hemisferio sur, tendrán inviernos más largos. Cuando empero en un hemisferio existen inviernos esencialmente más largos. Cuando empero en un hemisferio existen inviernos esencialmente más largos que veranos, la temperatura media anual puede descender en medida tal que un período de frío se torna posible. Esa diferencia empero, según cálculos astronómicos, puede ascender hasta un máximo de 36 días.

Más tarde, de múltiples maneras, Rudolf Steiner una y otra vez ha señalado los efectos, que desde los ritmos cósmicos, parten para la evolución terrestre. Podemos constatar entonces; se hablaba muy al tanto.

En la amplia obra de conferencias de Rudolf Steiner, una y otra vez nos encontramos con acotaciones que muestran, aun cuando no se está mencionando de manera específica al hemisferio sur - cuán familiarizado estaba con sus hechos: el 7.12.1921, habló en Berlín con respecto al tema conciencia paterna y conciencia crística” (g A 209).

Para mostrar un determinado hecho, hace la siguiente acotación; “...el asunto de hecho es así, como si en sentido determinante quisiéramos decir; para la tierra, el sol sale en oriente y desciende en occidente. Esto en pero no es el caso, puesto que para el otro   hemisferio, el proceso es la inversa. Aunque también podemos llamarlo este y oeste, la circunstancia direccionales son diferentes”. Quien se encuentra en el hemisferio norte y mira al sol, lo ve salir en el este (a la izquierda) y lo ve descender en el oeste (a la derecha).

Quien se encuentra en el hemisferio sur, ve salir al sol a la derecha y ve su descenso a la izquierda (¡También podemos llamarlo oriente y occidente…”)

El hecho de que Rudolf Steiner jamás perdió la conciencia del hemisferio sur, lo muestra una larga lista de lugares de su obra de conferencias, en todos los años de su actividad:

1907: “El cuerpo astral de la circunvalación terrestre, pasa por cambios a lo largo del año. E ambos hemisferios, las transformaciones son diferentes.” (g a 98)

1909: “Esta corriente también estuvo presente, en ocasión de la formación de la tierra. Se trata de las fuertes corrientes norte-sur, que generan la solida materia física; desde el otro lado – desde el sur- provienen las corrientes etéricas, que no contribuyen a la solidificación de la tierra. Es por ello que en la tierra aun impera la unilateralidad y la ausencia de simetría. En el hemisferio norte vemos los grandes continentes, en el hemisferio sur, las amplias superficies marítimas. La disposición de la tierra ha sido asimétrica”. (g A115)

1910: Al contemplar en la tierra la peculiar ley de verano y de invierno, como se hace valer, siendo que en un hemisferio es verano y en el otro es invierno, siendo que en un hemisferio es verano ye n el otro es invierno y como época invernal y época veraniega se diferencia con referencia a toda vida sobre la tierra, ya no parecerá ser absurdo, cuando la ciencia espiritual refiere, que el invierno y el verano para el organismo terrenal, esto guarda correspondencia con el estar despierto y el estar dormido de los organismos que nosotros tenemos a nuestros alrededor.” (g A 60)

1912: “El juego rítmico des de manera tal que lo espíritus de la tierra, cuando en el verano abandonan al hemisferio norte, emigran al hemisferio sur. Transponen y rodean  de manera rítmica a la tierra.” (g A 143)

1913: El hombre de manera absoluta cambia con el dormir y el estar despierto; en el caso de la tierra acontece, que el estar despierto y el estar dormido, se traslada de un hemisferio a otros, que en definitiva, el espíritu de la tierra nunca está dormido de manera profunda-completa y en cambio, cuando su actividad del estar despierto de un hemisferio lo traslada a otro, el mismo entra en el estado del dormir.” (g A 145)

1915: “Acontece de manera paralela, que por ejemplo, cuando en un lado de la tierra es invierno, en el otro es verano, también allí sucede tan solo en cambio de la conciencia. Lo mismo sucede también con notros. Solo que no lo tomamos en cuenta, porque en el caso de los seres humanos, las conciencias no poseen la misma luminosidad.” (g A 165)

1917: En el hombre, el dormir se orienta tan lo por el tiempo en el caso de la tierra, se orienta también según el lugar. Los lugares duermen de manera diferente.” (g A 180)

1919: ¿Qué acontece en realidad con el dormir y el estar despierto de la tierra? Ahora la tierra está dormida acá, donde estamos nosotros; pero del lado opuesto está despertando, traslada el sueño hacia el otro lado.” (XI charla de seminario en ocasión de la fundación de la Escuela Waldorf del 2.9.1919)

1921: Al vivir en el hemisferio norte, el hombre se priva de las demás estrellas fijas y demás planetas; lo mismo acontece en el hemisferio sur y de esa manera, el hombre como ser dotado de miembros, y al vivir como  tal entre el nacimiento y la murete, es de manera plena microcosmos, posee un  mundo para sí, que por tal razón puede ser trasladado a un futuro.” (g A 208)

1922:”Al contemplar la tierra vemos: en sus diferentes regiones tiene que tener verano e invierno al mismo tiempo.” (g A 219)

1923: “Estamos viendo la parte que nosotros mismo habitamos; en el lado opuesto de la tierra, las condiciones son polares. A la respiración  de la tierra la tenemos que imaginar de manera tal que en un lugar está aconteciendo la exhalación y en el lugar opuesto la inhalación.” (g A 223)

Todo lo espacialmente limitado, perderá su importancia. Por lo tanto, aquel que entiende todo el sentido de la evolución humana, también puede interpretar que la aparición del Cristo, tal como se producirá en los próximos tres mil años, no puede ser de manera tal que el Cristo esté limitado a un cuerpo físico, que a su vez tendría que estar limitado a un determinado territorio. Aunque imaginemos una gran superación del espacio: aquello que el Cristo tendrá que aportar como ayuda a los seres humanos, jamás limitará a aquello que un entidad puede aportar en el cuerpo físico.” (Fe, amor, esperanza) – (G A130)


EL CRISTO Y LA TIERRA

El cielo se encuentra aquí con nosotros en la tierra, en la fe lo estamos contemplando – Novalis

El descenso del Espíritu solar-Cristo hacia la Tierra, puede ser imaginado como un morir inverso en el hombre, con su alejamiento de la Tierra en ocasión de la muerte. El Cristo murió de manera cósmica, desde el sol hacia la Tierra (G A240)

Mediante el misterio de Golgotha, luego se convirtió en el espíritu de la Tierra, pero al ser espíritu de la tierra, siguió siendo el espíritu del sol; ha trasladado su “tarea” a la tierra y con ello  ha integrado a la tierra en el trabajo del sol”. El iniciado que al espíritu solar lo buscaba en los sagrados misterios de la antigüedad, sobre el sol en la medianoche navideña, ahora en los tiempos recientes, lo pueden encontrar en el Cristo mismo, como el espíritu central de la tierra.” (g A 98)

¿Cómo podemos entender esto? “Nuestra tierra tiene su cuerpo etérico, su cuerpo astral. Si nuestra tierra no  tuviera su cuerpo etérico pertinente, no podría albergar a las plantas; si nuestra tierra no tuviese su cuerpo astral pertinente no podría albergar a los animales. Al querer imaginar el cuerpo etérico de la tierra tenemos que  imaginar al centro del mismo, lo tenemos que ubicar en el centro de la tierra, al igual como allí tiene su centro el cuerpo físico. Todo ese cuerpo físico-terrenal, está inserto en el cuerpo etérico de la tierra, y  estos dos en conjunto, a su vez en un cuerpo astral.” En el momento en el cual la sangre del Cristo corrió a la tierra desde la cruz, él se convirtió en el Espíritu de la Tierra: “Del mismo modo como en nuestro cuerpo vive nuestro ente anímico-espiritual, en el cuerpo de la tierra – en cada cuerpo terrenal, que consiste en piedras, plantas y animales y sobre lo cual estamos caminando – habita lo anímico-espiritual de la tierra, y esto anímico-espiritual, ese espíritu de la tierra, eso es el Cristo.” (g A 103)

Lo que aquí se está representando, Rudolf Steiner lo ha referido muchas veces, casi siempre en conexión con la interpretación que ha dado en Juan 13, versículo 18: “Quién está comiendo mi pan, me está pisando con los pies.” El hombre como el pan de la tierra, la tierra es el cuerpo de Cristo. El hombre es aquel que está caminando sobre el cuerpo de la tierra, que por lo tanto al cuerpo de aquel cuyo pan está comiendo, lo está pisando con los pies.

En otro contexto, Rudolf Steiner expresa este hecho así: El Cristo es el espíritu planetario de nuestra tierra, el espíritu que desde  un comienzo desde el sol ha descendido hacia nosotros, el abandonar las elevadas regiones, bajando más y más hacia las esferas, hasta tomar cuerpo en Jesús de Nazareth, para a través de este gran sacrificio, despertar en nosotros, el impulso crístico, cuyo máximo desarrollo es la meta de nuestra evolución terrenal, que recién habrá cumplido su finalidad, cuando todos los seres humanos puedan ser así, como el maestro ha sido. Las palabras dichas por el Cristo: “Quién está comiendo mi pan, me está pisando con los pies”, deben ser tomadas verbalmente, dado que el Cristo es el espíritu de nuestra tierra, la tierra es su cuerpo físico.” (g A 111) unos días antes, Rudolf Steiner formula este dicho con precisión aun mayor: “Desde entonces, el Cristo es el espíritu de la Tierra, el espíritu planetario. La Tierra es el cuerpo del Cristo, tiene su m orada en el interior de la Tierra.” (g A 111)

En tres conferencias del año 1906, Rudolf Steiner ha realizado la descripción del interior de la tierra. Contienen nueve capas de disposición concéntrica. “La novena y última capa, por así decirlo, la morada del espíritu planetario. Muestra dos manifestaciones peculiares. Podríamos compararlas con una persona, dado que posee un órgano que se asemeja a un cerebro. Otro órgano se asemeja a un corazón. También el espíritu planetario se halla supeditado a cambios, que se encuentran en estrecha relación con el desarrollo del hombre” (g A 97)

En la conferencia del 16.4.1906, Rudolf Steiner se torna un poco más detallado: “Entonces llaga la capa novena, que de modo directo rodea al centro de la tierra. Para el ser humano de la actualidad y hasta para el avanzado discípulo espiritual, le resulta difícil de comprender. O podemos decir tan solo que podemos notar como determinadas partes del interior de la tierra, tiene una cierta relación hacia diferentes órganos del cuerpo humano y del cuerpo animal. Sobre todo encontramos allí fuerzas ubicadas en el entrono. Se trata de fuerzas cuyo modo de acción es de difícil descripción. Se hallan en viva relación con el cerebro humano y más al interior, con las funciones humanas del cerebro. Y más al interior aun, en esa esfera se encuentran fuerzas, que poseen un contexto con las fuerzas humanas y las fuerzas animales de la procreación”. Si está correctamente interpretado, que esta capa más céntrica es la “morada del espíritu planetario, tenemos que imaginar que set rata de algo físico-orgánico, en el sentido de algo físico-suprasensorio, del tipo del “fantoma”. (g A 131 – de Jesús al Cristo). La tercera descripción   que Rudolf Steiner nace del interior de la tierra, es la siguiente: “El núcleo de la tierra sustancialmente es aquello, mediante cuya influencia en el mundo se genera la magia negra. Desde allí parte la fuerza de lo malo referido a lo espiritual.” (g A 95)

Con todo ello tenemos que tomar en cuenta, “que se trata de un hecho esencial del desarrollo –crístico, de que con respecto a la materialidad física del Misterio de Golgotha, podríamos buscarlo revisando al mundo entero y no podríamos encontrar la sustancia del Cristo encarnada. Así y todo, toda la tierra se encuentra compenetrada por la sustancia crística, porque esa sustancia del Cristo desciende hasta la esfera etérica de la tierra y en todas las épocas futuras puede ser hallada en la esfera etérica de la tierra… Por el hecho de que el Cristo desde el Misterio de Golgotha aunque compenetra la sustancia física de la tierra, peor no se une con ella, en la entidad del Cristo nada perdurará que pueda tener añoranza por la cáscara terrenal, al cabo de la muerte de la Tierra! (g A 129)

Con lo cual es espíritu solar del Cristo se conecta de verdad, Rudolf Steiner a menudo  lo expresa de manera diversa: “El Cristo está aquí, está unido con el cuerpo etérico de la tierra.

Lo importante es que el alma humana ascienda en su evolución, para que lo pueda contemplar.” (g A 129)

“Es la entidad, que poco a poco se ha convertido, en espíritu de nuestra tierra, en el aura de nuestra tierra,  desde que su sangre ha fluido en Golgotha.” (g A 130)

“…desde aquel entonces, se ha reunido con la atmósfera espiritual e la tierra. Se ha convertido en el espíritu terrenal.” (g A 117)

La consecuencia ha sido, que entonces la esfera   etérica y astral de la tierra, de manera sustancial ha sido transpuesta por la entidad del Cristo.” (g A 129)

Con la aparición del Cristo sobre la tierra, al mismo tiempo descendió sobre  la tierra, el cuerpo astral de esa fuerzas cósmica del espíritu del Cristo y desde entonces, su cuerpo astral ha quedado en conexión constante con el cuerpo astral de la tierra.”  (g A 100)

El descenso del elevado ser solar del Cristo hacia la tierra y su conexión con nuestro mundo terrenal, posee aun, un importantísimo componente: alrededor de la mitad del desarrollo del antiguo sol, acontece lo magnánimo, poderoso, que una entidad durante ese desarrollo solar forma fuerzas que se encuentran en contradicción con los elementos etéricos más finos y sutiles. Frente a aquello que denominamos el misterio de Golgotha, el gran ofertorio terrenal, podemos hablar de un ofertorio solar,  que consistió en que una entidad aun eligiendo su estadía entre los dioses aquellos que tan solo querían vivir en los elementos más finos, que empero desarrollaron fuerzas que habían crecido en los elementos de la tierra. Y así, desde el desarrollo solar, en la sucesión de las entidades, que en realidad con sus fuerzas solo están munidas para lo etérico, tenemos una entidad que dentro del éter universal posee un íntimo parentesco con respecto a lo terrenal. Desde el antiguo desarrollo solar, esta entidad está aguardando el momento justo, para conducir hacia la tierra aquello que ha desarrollado con respecto a fuerzas. Y el gran mérito de Zarathustra ha sido, haber reconocido: en aquello que allá afuera se encuentra como sol, hay un remanente del antiguo sol. Y allí por ahora se encuentra ese ser. Pero se está aproximando el momento en el cual ese ser, a su figura adecuada a los elementos, la trasladará a la tierra… y ha sido el Cristo, que en el momento del bautismo en el rio Jordán, hizo su entrada en el cuerpo de Jesús de Nazareth.” (g A 129)

Recordemos entonces: en el centro de la tierra, también tiene su centro lo etérico de la tierra. Allí tiene su morada, el espíritu planetario y aparece algo que se asemeja los órganos del cerebro y del corazón. El desarrollo de la tierra y del ser humano se lleva a cabo de manera paralela. En el curso del desarrollo de la tierra, se forma el sistema del corazón, que consiste de “mundo etérico concentrado”, fuerzas concentradas del mundo etérico.” A su vez, en intima relación con ello, se encuentra el desarrollo del cerebro. El cerebro no podría ser un instrumente servible para la vida de nuestras ideas, a no ser, que de manera constante, desde el corazón fluirían hacia la cabeza, correines etéricas, corrientes de eterización. De estas formaciones participan de íntima manera, los dioses “superiores” y los dioses “inferiores”. Estos actúan en dirección de una concentración, aquellos en el sentido de una eterización.

Tenemos que imaginar que estas dos generaciones de dioses, se juntan en el centro de la tierra y es por ello que allí se genera aquello que se asemeja a lo orgánico, que al vidente se le figura ser similar al corazón y al cerebro humano. (g A 129)

En la existencia del espíritu planetario empero, el Cristo de ninguna manera se fusiona: “esa es la diferencia entre los dioses planetarios y el dios crístico, que el Dios crístico, en el sentido de aquello que he explicado con respecto a la muerte de la tierra, no deja como remanente una estrella física (señalada también como “escoria”, o envoltura) , ningún resto exento de espiritualidad, sino que pasa íntegramente a lo espiritual, y   como espíritu acompaña a las almas humanas a la existencia en Júpiter. Con ello hemos referido a una de las diferencias más esenciales entre los espíritus planetarios y el Cristo.” (g A 129)

Los dioses superiores, por cierto están acompañados por una tendencia luciférica y los dioses inferiores están acompañados por   una tendencia ahrimánica.  Este hecho no permite entender, porqué el vidente en la capa más céntrica de la tierra, también puede percibir algo, que se evidencia como aquello, mediante cuya influencia en el mundo se genera magia negra”, y de donde parte la fuerza de lo maño-espiritual”. ¡De esta manera actúa de manera unilateral lo ahrimánico!

La entidad del Cristo empero, nos e diluye en el ser del espíritu planetario. Aparece – al cabo del paso por el centro de la tierra- nuevamente en la periferia, en el tejer etérico de la tierra.

Nos hemos enterado que ya en el viejo sol, el Cristo se ha ubicado entre los dioses superiores y los dioses inferiores. Lo que empero vive y teje entre esos dioses superiores e inferiores, sobre la tierra produce aquello que solemos llamar” la naturaleza”. Es por ello que el Cristo es el trans-espiritualizador de la existencia de lo natural, la vida espiritual de la naturaleza! Entonces  ya no nos extrañará cuando Rudolf Steiner ice: “Todo lo que vive germina y crece sobre la tierra, es el Cristo. Se encuentra en todas las semillas, los arboles y en todo aquello que crece y brota sobre la tierra.” (g A 97)

Con el comienzo del año 1910, Rudolf Steiner se refiere al tema que para nuestra época es el más importante: “La re-aparición del Cristo en lo etérico.” Durante muchos años se han ofrecido numerosas conferencias al respecto. Una parte de las mismas está contenida en el tomo de g A 118. El núcleo  de todas estas conferencias es el siguiente:

A partir de su iniciación hebrea, al Apóstol Pablo que el Cristo se encarnaría en un cuerpo humano. Pero como Saúl no podía creer, que aquel que había muerto en la cruz, había sido el  Cristo. Por el acontecimiento en Damasco empero, vio al Cristo en el aura de la tierra, puesto que se había tornado clarividente. Ahora no tan solo pudo reconocer la resurrección, sino que se convirtió en el Apóstol aquel que ha contribuido en mayor medida para la expansión del cristianismo. Pudo tener la vivencia de Damasco, a modo de parto prematuro  a destiempo. En el siglo 20 comenzará, y poco a poco involucrará círculos humanos cada vez mayores, dado que ahora todos los seres humanos pueden tener una vivencia como la habida en Damasco, y que se hecho realiza el esfuerzo por la obtención de esa conexión con el Cristo. Rudolf Steiner señala al modo de clarividencia que parte de esta nueva vivencia. Damasco, como la visión etérica. Toda esta exposición del acontecer divino-cósmico, en el cual el elevado espíritu crístico-solar se reúne con nuestro mundo terrenal, tuvo que ser dada, para que la cognición obtenga una base sólida.

La cognición no debe ser un asunto personal sino que es el camino hacia la posibilidad de la realización de las misiones de la humanidad. Quien no quiere emprender tales caminos cognitivos, así y todo puede afirmar: la cognición espiritual muestra que el cósmico ser crístico, se ha conectado íntimamente con la vida de la tierra. Allí se confirma la palabra del Cristo: “ya estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo terrenal.” Con la siguiente cita llegamos entonces a la pregunta especial referida al hemisferio sur.

“Al contemplar entonces a la planta y su relación hacia la tierra vemos lo siguiente: la planta posee tan solo un cuerpo etérico y un cuerpo físico, razón por la cual en la planta es posible únicamente una conciencia tal como tiene el ser humano al estar durmiendo. Mientras que el animal tiene una conciencia grupal, la conciencia de la planta está concentrada en el centro de la tierra. Las plantas están conectadas con la tierra de manera tal que puede ser consideradas como miembros de la tierra. No las plantas de manera individual poseen un cuerpo astral, sino que se encuentran insertas en el cuerpo astral de la tierra. El cuerpo astral de la tierra se encentra en una relación recíproca hacia aquel del sol. En la conciencia superior de la tierra encontramos un proceso similar como el cambio de conciencia del estar dormido y estas despierto. En verano, las plantas germinan, crecen, florecen hacia el sol. En invierno, el cuerpo astral del sol se retrotrae de la tierra, que su vez se retrotrae a su centro; la vegetación de la tierra descansa.” (g A 100)


4.07.2017