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Michaela Glöckler

LA ACTIVIDAD DE LOS MIEMBROS DEL SER, DURANTE EL ESTAR DORMIDO Y EL ESTAR DESPIERTO

Era en tiempos antiguos,
que vivía en el alma de los iniciados,
poderoso el pensamiento, que cada ser humano,
enfermo por naturaleza está.
Y la educación era considerada
como proceso curativo que otorgaba al niño,
al mismo tiempo en su maduración, la salud
para una existencia humana plena.

Rudolf Steiner, g A 268

Comienzo con una cita de Rudolf Steiner que nos conduce al centro del tema: se encuentra en las conferencias referidas a “la discusión del intelecto con el conocimiento de lo natural”, G A206.

No se trata de conferencias pedagógicas, se trata de la conferencia número tres, del 6 de agosto 1921.
“La historia de la naturaleza, aún en su forma más elemental, la tendríamos que acercar al niño recién a partir de los 9/ 10 años.
Porque el niño allí en la primera etapa de la vida, cuando con claridad comienza a sentir su yo, recién lo acaba de sentir. Recién en ese entonces, acontece que lo une un término más bien definido con ese yo. Recién allí, el niño aprende a diferenciarse de ese mundo exterior y esto se corresponde con una determinada confrontación del ritmo respiratorio y del ritmo respiratorio del cuerpo respiratorio y del cuerpo etérico. Sucede que en el hombre las cosas siempre tienen dos aspectos. Una de las partes se representa en el estado entre el despertar y el quedar dormido.

Acabo de referirme a ese estado. En el estado del quedar dormido y el despertar, el asunto se proyecta de manera diferente. Al haber avanzado hacia la imaginación y luego haber desarrollado algo de inspiración, de modo tal que podamos evaluar aquello que acontece mediante el proceso respiratorio, que es el correlato físico, entonces hallaremos, que en realidad recién en ese momento, que para un niño resultará ser un poco más temprano y para el otro un poco más tarde, pero por lo general entre el noveno y el décimo año de vida, que recién entonces de justa manera tiene lugar un real desprendimiento del yo y del cuerpo astral del cuerpo etérico y del cuerpo físico durante el estar durmiendo. Aún al estar durmiendo, el niño sobre todo con su yo está estrechamente relacionado con su cuerpo físico durante el estar durmiendo. Aún al estar durmiendo, el niño sobre todo con su yo está estrechamente relacionado con su cuerpo físico y su cuerpo etérico. A partir de esta época empero, el yo comienza a resplandecer a modo de un ser independiente, cuando el yo y el cuerpo astral no participan de las funciones del cuerpo etérico y del cuerpo físico. Sucede de manera tal que los niños que mueren antes de esta fecha, en la vida que recorren hasta su quinto, sexo, séptimo y hasta el octavo y noveno año de vida, poseen algo que de mínima manera los ha separado de aquel mundo espiritual-anímico por el cual transitamos entre la muerte y un nuevo nacimiento, de modo tal que los niños de manera relativamente fácil retornan a ese mundo espiritual-anímico, que en cierto modo, tan solo adicionan algo a la vida que han cumplido con la concepción y el nacimiento, que un real estrangular de una nueva vida, al tomar en cuenta esta temprana muerte, recién se produce cuando los niños encuentran más allá de esa época.

Allí, en cierto modo, la vida nueva no se adiciona en su formación de manera tan intensiva a la vida existente. Allí, recién se transita por los estados aquellos a los cuales me he referido en mi teosofía. Mientras que en el caso de los niños que muren antes, sucede que en cierto modo son arrojados hacia atrás, adicionando la vida que han pasado sobre la tierra, a la vida conducida hasta la concepción y el parto. Por lo tanto tenemos que decir que aquello que tenemos frente a nosotros hasta la época entre el noveno y el décimo año de vida, es de manera tal que contiene de manera no-separada, lo corporal-anímico y lo espiritual-anímico, que el ser humano posterior. El hombre posterior más bien es un ser dualizado en mucha mayor medida que el niño.

LA CONFIGURACIÓN DIURNA-
POSIBILITAR LA CONEXIÓN AL MUNDO ESPIRITUAL

En la primera conferencia del “Estudio del Hombre” Rudolf Steiner nos indica que la más importante misión del maestro es, enseñar a los niños el dormir y el respirar. Esto se refiere al hecho de que la manera en la cual configuramos la vida cotidiana con los niños, con anterioridad al noveno año de vida, es la única manera posible, para relacionar a los niños con el mundo espiritual desde la tierra. Dado que vienen del mundo espiritual, y se ocupan y se esfuerzan con todos los cuatro miembros del ser que se están encarnando, del cuerpo físico. Vale decir que por la noche aun no se desprenden de él para retornar al macrocosmos, para refrescarse al tomar en cuenta aquello que los niños experimentan ya con anterioridad al noveno año de vida, con respecto a los matices culturales, adaptación al mundo de las máquinas, al mundo digital, vivencias en las cuales no está contenida nutrición para el lado nocturno de la vida, entonces bajo el aspecto, que la noche tiene que enmendar los daños producidos durante el día, podemos intuir porqué cada vez una mayor cantidad de niños padecen de trastornos del sueño porque durante la noche no tienen posibilidad de hallar acceso a esas imágenes primarias, a aquello que podría equiparar los daños producidos durante el día – lo que posibilita el lado nocturno del adulto y del niño de edad mayor. Por el hecho de que a través de la configuración del día ejercemos una profunda influencia sobre el acontecer regenerativo de los niños, tanto en el sentido positivo como en el negativo, tenemos que tener una clara imagen de aquello que tiene que tener el día en los primeros tres o cuatro años escolares, para que los niños puedan dormir de buena manera. Esto se refiere asimismo a la época de la casa-cuna y del jardín de infantes.

Por tal motivo hemos decidido estas dos conferencias, que tienen la misión de transmitir de manera diferenciada aquello que realizan los miembros del ser con anterioridad a los nueve años y después y cómo ese paulatino desprendimiento y aprendizaje del dormir puede ser apoyado. Con aquello adherimos a contenidos procedentes de los últimos años, a los cuales quiero referirme de breve manera, dado que la mayoría de los lectores ya los conocen.

LA MANERA EN LA CUAL MADURA EL CEREBRO

Recuerdo la sucesiva maduración que llevamos a cabo: que nuestro sistema nervioso lo edificamos y trans-configuramos hasta alrededor de los nueve años de manera lenta pero exhaustiva, con la ayuda de la organización del yo, del cuerpo astral y el cuerpo etérico. Y que estos miembros del ser se hallan orientados de plena manera a tomar contacto con el mundo circundante a través de los sentidos. En su libro “El cerebro, un órgano del medio circundante” Thomas Fuchs formula de manera tan interesante, como edificamos a nuestro cerebro, a través de esa íntima relación hacia el medio circundante, a modo de un órgano a nuestro servicio y al servicio del medio que nos rodea. Cada impresión por mínima que fuese, toda impresión sensoria, cobra un efecto generador sobre nuestro cerebro. Esto significa que a partir de esta actividad de los miembros superiores del ser, basada en la imitación, en la entrega plena con orientación circundante, se lleva a cabo la edificación del cerebro:

• El cuerpo etérico que contempla y palpa
• El cuerpo astral que lleva a la conciencia lo contemplado
• La organización del yo que a aquello que se ha hecho consciente, lo ordena dentro de un todo pleno de sentido, conduciéndolo hacia la posibilidad de ser entendido, a partir de los tres años, a ello pertenece asimismo la comprensión de sí mismo del niño
Este proceso perceptivo complejo y activo de todos los miembros del ser, es el incentivo adecuado para la maduración cerebral. Por esa razón nacemos con un cerebro aun muy inmaduro, que en los primeros cuatro años se desarrolla de manera tempestuosa, un desarrollo que avanza hasta los doce años. Recién entonces comienza la acción según el nuevo principio “use it or lose it” (úsalo o déjalo, piérdelo): que mucho de lo neuronal dispuesto lo volvemos a perder cuando no nos apropiamos de ello mediante los procesos activos de aprendizaje. Visto por parte del lado científico natural es un proceso similar como Rudolf Steiner aquí lo refiere: que el niño al cabo de los diez años realiza su aparición individual con mayor evidencia.

USE IT OR LOSE IT

Todo aquello que acontece con anterioridad, se encuentra aun bajo la conducción espiritual de manera primaria, es una resonancia de la vida pre-natal. Por esa razón existe asimismo, su entrega al medio circundante, esa configuración profunda, el ir al encuentro de todo, esa apertura, esa capacidad de imitación, mientras que al cabo de esta etapa aparece una cierta distancia, una vivencia del yo-tu, y se comienza a individualizar, la vida biográfica-terrenal. Lo mismo acontece con el desarrollo cerebral, que a partir de entonces depende en medida cada vez mayor de aquello que el niño quiere aprender y aprende a partir de su propia conciencia. Mientras que con anterioridad a ello, el medio circundante aun posee grandes perspectivas de obsequiar al niño, disponiendo en él, talentos y capacidades. Cuando empero al cabo de esa época, no quiere apropiarse de ello, lo dispuesto se pierde.

El segundo paso evolutivo avanza hasta el décimo-quinto, decimo-sexto año de vida y comprende la maduración orgánica del sistema rítmico en su conjunto. De los 18 hasta los 22 años, se lleva a cabo el tercer paso evolutivo: ahora el sistema de los miembros alcanza su tamaño definitivo y con ello asimismo se ha accedido a la madurez metabólica y hormonal. De manera afortunada en el último tercio de la vida no envejecemos de arriba hacia abajo, sino desde abajo hacia arriba: primero envejece nuestro sistema metabólico y de los miembros, luego el sistema rítmico y finalmente, la cabeza. Es por ello que aún a avanzada edad podemos disponer de frescura espiritual, aún cuando el cuerpo se encuentra en decadencia.

EL DESARROLLO AÑO TRAS AÑO

Novalís ha dicho: “Cuando muere un espíritu, nace un cuerpo. Y cuando muere un cuerpo, nace un espíritu”. El niño se extrae del mundo espiritual, se desprende, se encarna y quiere nacer como cuerpo, que durante toda su vida se configura y recién en la muerte, cuando muere el cuerpo, vuelve a nacer como espíritu.

En el comienzo de la vida, es determinante el gesto e la encarnación: que los cuatro miembros del ser se reúnen con el germen embrional, con el factor hereditario, configurándolo en medida cada vez mayor. Los tres pasos mencionados son tan solo piedras miliares del desarrollo, entre las cuales tienen lugar un continuo proceso que continua hasta la vejez, para finalizar recién con la muerte, cuando también el componente restante de la estructura de los miembros del ser, que pudo mantenerse aun en el cuerpo ahora lo abandona.
En el contexto del tema, quiero recordar aquí las cualidades, que año tras año posibilitan las disposiciones del aprendizaje del niño:
Primer año de vida-orientado hacia la erección

En el primer año de vida, el conjunto de los miembros del ser tienen una sola meta: apoderarse del cuerpo físico conseguir su erección, proporcionarle al yo, la primera vivencia del equilibrio, la primera experiencia propia en lo físico, la primera experiencia maravillosa propia en el mundo sensorio: “En el equilibrio lábil, puedo mantenerme sobre dos piernas. Puedo dominar mi cuerpo, puedo sostenerlo en equilibrio”. Esto se torna posible mediante un aprendizaje selectivo, orientado plenamente a la erección de la corporeidad propia.
Sabemos que los niños en esa época duermen mucho. Es de suma importancia, que el niño en las cortas fases del estar despierto, de las fases del juego de las fases del comer, de las fases del aseo, experimente un medio circundante en el cual impera una conciencia de profunda religiosidad, tal como expresa en la oración para lactantes y niños pequeños: “Poderes luminosos te portan a la morada del espíritu…” Dado que si las personas de referencia del niño perciben: “Estos poderes – luz te han traído hacia aquí, hacia mí”, cuando tienen una conciencia que los niños “desde el aire pleno de luz del impero espiritual” desde la luz del espíritu ha nacido aquí la oscuridad terrenal, el niño es portado entonces a su morada corporal física, a modo de réplica terrenal de la morada del espíritu. La atención del niño se orienta hacia la experiencia espacial y la toma de posesión del cuerpo.

Segundo año de vida – orientado hacia el habla

En el segundo año de vida, ya no es la erección la que ocupa un primer plano, con la ayuda del sentido del tacto, del sentido del movimiento y del sentido del equilibrio, sino la audición: todos los sentidos-asimismo, los del tacto, del movimiento y del equilibrio- tienen que relacionarse con el oído. La tención del niño ahora está dedicada al tiempo, a los procesos lingüísticos y sonoros transcurridos en el tiempo. A menudo, los niños se tornan más silenciosos y hasta se retrotraen un poco el impulso del movimiento, la curiosidad se orienta hacia el interior, hacia el escuchar. Ahora los sonidos del habla, su música, su resonar, los ruidos, se convierten en el foco principal - ¡el niño quiere aprender a hablar! De manera arquetípica podemos vivenciar, que el correcto hablar se forma a partir del escuchar y viceversa: quien no puede escuchar, tampoco puede hablar de manera tal que a otros les interese lo que dice. Al estar hablando sin interlocutor, ¿a quién le interesa? El segundo año de vida es el año en el cual el carácter social adquiere su fundamento neuronal-cuando los niños a esa edad no tienen la vivencia de adultos que se escuchan de mutua manera, cuando en el entorno existe un bastidor constante de ruidos, no puede formarse un saludable comportamiento social.

Se trata de un gesto horizontal: primero percibir, escuchar, recepcionar, luego aportar algo. El hablar siempre es un proceso social, y de eso se trata ¿Cómo configuro las relaciones de un ser humano a otro? De manera natural, a partir de la primera sonrisa, nos comunicamos con el recién nacido. Un interés principal empero se dedica al apoderamiento de su cuerpo. La comunicación como tal no se encuentra aún, en el centro de la atención. Al acontecer esto, acontece un nuevo empellón fuerte de conexión de redes de todas nuestras bases psico-motrices, sobre todo con referencia a la motricidad fina y los ámbitos funcionales a ella relacionadas.

Tercer año de vida – orientado hacia la vivencia del yo

En el tercer año, se trata de una nueva cualidad: del hecho que los niños se habitúan al mundo invisible y comienzan a reflexionar su propia vivencia del yo y comienzan a pensar. También podemos decir: lo que los niños han hecho en el primer año y en el segundo, en el tercero lo experimentan como ¡Eso soy yo!
En todo esto está contenida una infinita sabiduría: en el dominio del cuerpo, en la capacidad lingüística, en la facultad de decir “yo” a sí mismo. Y esto es exacto aquello que Rudolf Steiner quiere decir en este lugar: estos primeros nueve años se encuentran bajo conducción espiritual: lo que el niño hace, el talento que trae, cómo se desarrolla, es altamente espiritual, al recibir apoyo. Y con cada año que pasa, se le abre un nuevo mundo, mundos que nos son dados como seres humanos, que se nos brindan con los que nos encontramos: hacia el mundo de los objetos en el espacio, al mundo del lenguaje del tiempo, y al mundo de los pensamientos de la “vida eterna”.
Podemos decir: con la obtención de la erección, con la adquisición del habla y con el acceso individual al mundo de los pensamientos, por vez primera se ha establecido un puente entre el mundo sensorio y el mundo supra—sensorio, y con ello la posibilidad de poder hallar lentamente una transición del uno al otro y así también poder aprender de lenta manera el saber dormir, por el hecho de que el dormir nos transporta hacia ese mundo suprasensorios. Con ello se ha llevado a cabo la maduración básica, la tarea básica de la cabeza desde el cuerpo etérico. En el primer año de vida, en el segundo y el tercero, poco a poco se liberan las fuerzas creadoras de formas de la cabeza, para la auto posesión pensante. Los niños dibujan círculos con un punto en el centro y se autodenominan con “yo”.

Cuarto año de vida – respirar en la repetición

En el cuarto año, se configura el ámbito del medio, el sistema rítmico, por el cuerpo etérico, mediante la colaboración del cuerpo astral, y del yo. El cuerpo etérico empero, ocupa un primer lugar aún. Ahora la tarea está dedicada a la respiración y con ello se inicia la etapa de las preguntas: ¿por qué, por qué, por qué?”, la dicha consciente de la repetición.
Canciones y rimas rítmicas, una y otra vez lo mismo, es lo que se quiere escuchar y vivenciar.

Quinto año de vida – palpitar en la fantasía

Cuando la transfiguración en el quinto año llega a la región del corazón, a su vez se abre un mundo muy diferente: ahora se liberan las fuerzas para la actividad anímica, relacionada fuertemente con el corazón: las fuerzas de la fantasía. Ahora el niño se mueve con libertad plena, con sus deseos, sus sentimientos infantiles en imágenes interiores, que se entretejen de mágica manera. A menudo es fantasía, o es verdad. Podemos empero estar seguros, que existe un impulso real, mediante el cual el niño se traslada a los ámbitos de su fantasía y que a ello lo acompañan de plena manera con el corazón.

Sexto año de vida-orientado en la objetividad

Cuando con los seis años, la trans-configuración se aproxima al diafragma, encontramos un tope en ese autentico limite, el niño comienza a interesarse por objetividad. En los juegos con las cosas, todo tiene que tener el aspecto real, tiene que ser lo más auténtico posible en los juegos del: adiós fantasía -bienvenida la realidad. Se trata otra vez de una significativa transición.

Séptimo año de vida-capacidad abstracta de la memoria

Con siete años, se adquiere la capacidad de la memoria abstracta, con la facultad de recordar, sin el apoyo a un objeto externo, que podría brindarle al niño el impulso para esa memoria, como por ejemplo un lugar, una casa, una flor, un sonido. Un niño atento, ahora puede referir con libertad aquello que otro niño ha vestido ese día en la escuela. O puede contar lo que el maestro ha dicho al final de clase. Pero tampoco la memoria abstracta aún faculta para el dormir.

Octavo año de vida- gran facultad para aprender de memoria

En el octavo año de vida aumenta la capacidad recordatoria. Con ocho años, aprenden de memoria con agrado y gusto y tendríamos que fomentar y nutrir ese hecho: mucha reproducción memoria, cálculo mental, mover las cosas mediante los pensamientos, para lograr su consolidación.

Noveno año de vida – obtención de meta – conciencia y meta memoria

Con nueve años, la investigación del aprendizaje, o bien la psicología escolar, habla de la adquisición de una meta—conciencia, o bien de una meta-memoria. Esto significa que el niño repentinamente tiene conciencia y no tan solo que lo recuerda -de que es conocedor de algo. Sino que ahora desarrolla una especie de conciencia externa y sabe que algo está sabiendo que posee memoria. Esto conduce a la así llamada vivencia-rubicon y muestra que el yo y el cuerpo astral comienzan a ser libres. El cuerpo astral ahora siente al yo sujeto al cuerpo, por el otro lado empero, se sienten asimismo libres del cuerpo con independencia de ello y a causa de ello, también experimenta al abismo entre sí aquí y el mundo allá.
Tenemos que saber que no podemos desarrollar una comprensión yo-tu – aquí estoy yo, y allá estás tú, cuando en lo que a la conciencia se refiere, no nos mantenemos en el medio. La mera constatación de que allá hay en existencia lo opuesto, no conduciría a una vivencia del yo-tu. Para ello tenemos que estar en condiciones de ubicarnos en el centro y movernos ida y vuelta entre el yo y el tú. Tan solo así podemos notar: somos dos diferentes. El llegar a esa conclusión, es fascinante. Dado que: ¿Cómo podemos evaluarnos mutuamente, allá estás tú, aquí estoy yo, cuando no nos situamos “de manera extracorpórea – meramente a través del pensamiento”, en el medio?
Esta facultad se describe como meta-conciencia, pero sin conocer la actividad de los miembros del ser, sujeta al ser y libre del ser. Con la toma de conciencia de esta actividad de los miembros del ser extracorpórea, comienza entonces a su vez la posibilidad de dormir de “manera correcta”: realizar experiencias propias durante el estar durmiendo – aunque fuese de modo inicial. Lo astral, la vida del sentimiento, a partir del noveno/décimo año de vida se libera de manera tal que durante el sueño puede permanecer fuera del cuerpo.

LA MISIÓN Y EL COMPORTAMIENTO DEL CUERPO ETÉRICO DURANTE EL DÍA Y DURANTE LA NOCHE

El cuerpo astral y la organización del yo, durante el dormir se comportan de diferente manera que el cuerpo etérico. Durante la noche, el cuerpo etérico sigue siendo fiel a su misión pre-natal, “pernoctando” noche tras noche en el cuerpo físico, regenerándolo.
Durante el día una parte del cuerpo etérico abandona el cuerpo, a partir de un proceso, que a continuación quiero describir brevemente. El cuerpo etérico configura al cuerpo físico del niño en el curso de su desarrollo, paso a paso, liberándose de una manera sistemática del cuerpo. Dado que, cuando lo etérico no tiene que llevar a cabo otra actividad referida al crecimiento, puede retirarse a la liberación corpórea de la vida del pensamiento. Este potencial etérico-específico del crecimiento abandona al cuerpo en la región del corazón y se congrega como mundo del pensamiento personal, o bien como aura del pensamiento, rodeando la cabeza.

El mismo crece y madura durante toda la vida, en la medida en la cual fuerzas etéricas abandonan al cuerpo físico en el curso del día, siendo que retornan al mismo durante la noche para su regeneración. Más tarde me referiré a ello. Durante el día entonces, la parte del cuerpo etérico que forma nuestro organismo del pensar, libre de lo corpóreo, de lenta maduración, trata de conectarse “casi en la parte externa del espíritu”, a nuestro mundo objetivo-físico, al reproducirnos todo lo percibido a modo de idea, noción , concepto, para proporcionarnos su ayuda para llegar en definitiva a la comprensión. De esta manera, cada persona de manera individual, implementando su esfuerzo, puede acceder al mundo espiritual de los pensamientos. Y esto lo puede lograr tan solo con la ayuda personal de la percepción, la percepción sensoria apoyada sobre lo físico.

Por esa razón, el pensar infantil con anterioridad a los 9/10 años, posee una pureza, una naturalidad y finura tal, que más tarde ya no puede tener, porque el cuerpo astral en vías de liberación, no ha tomado aún conciencia de sí mismo. A esta pureza-infantil del pensamiento, al adulto tan solo puede aproximarse nuevamente, cuando intenta ordenar y clarificar sus pensamientos, o cuando práctica la meditación. En los primeros años empero, lo poseemos a modo de una dádiva natural.

MISIÓN Y COMPORTAMIENTO DEL CUERPO ASTRAL Y DEL YO EN VÍAS DEL DESARROLLO

Las fuerzas de la diferenciación del cuerpo astral, con el Rubikon se desprenden de la configuración de la cabeza, y se relacionan con el pensar, ya activo en independencia con el cuerpo.
Al cumplir 16 años, esto acontece también con referencia a la organización del yo. A consecuencia de ello, el joven experimenta de vez primera de real manera, que él en definitiva es responsable con respecto a todo aquello que piensa, siente y hace. Vivencia: yo soy responsable por aquello que hago.
De hecho aún no es posible realizar todo esto, asumiendo la responsabilidad respectiva, pero se van descubriendo terrenos, en los cuales se vivencia pertinente esa responsabilidad personal. Muchos jóvenes comienzan a partir de esa edad a practicar una auto-educación, o bien emprenden un camino espiritual propio, otros caen en el consumo de alcohol y de drogas.

LOGRAR CAPACIDAD PARA EL DORMIR

La madurez plena para el dormir se adquiere, o bien se conquista a modo de facultad, cuando hemos adquirido el crecimiento pleno y entonces la organización del yo y el cuerpo astral pueden introducirse en el mundo espiritual con todas las fuerzas que ya no son necesarias para el desarrollo del cuerpo.
Este proceso luego continúa de manera biográfica hasta la muerte, mediante la cual luego se posibilita la disolución plena, el nacimiento espiritual. Para nuestro tema lo importante es que a partir del noveno año de vida, el cuerpo astral y la organización del yo, de creciente manera se liberan del cuerpo permaneciendo en libertad durante toda la vida terrenal. Dado que las partes que han obtenido la liberación de lo corporal, ya no retornan al cuerpo físico. Y hasta podemos decir: al morir, el cuerpo astral y el yo tan solo abandonan al cuerpo pero no el mundo donde han permanecido durante toda la vida, aunque de manera bastante inconsciente: el mundo espiritual.

LA CONJUNCIÓN DE LOS MIEMBROS DEL SER AL DORMIR Y AL ESTAR DESPIERTO

A ello quiero referirme con algo más de exactitud. La fuente principal es G A 313, Aspectos científicos-espirituales referidos a la terapia. Tan solo allí, Rudolf Steiner describe a partir de un esbozo, aquello que realizan los miembros del ser durante el día y durante la noche, o bien de qué manera se movilizan para entrar a la extra-corporeidad. Habla del hecho, como el yo, el cuerpo astral y el cuerpo etérico, se crean una impresión en el sistema nervioso, en la cabeza. Y dice, que mediante esta actividad configuradora llevada a cabo durante el día, el sistema nervioso se desvitaliza y hasta en parte se destruye, de manera tal que nos sentimos “destrozados”. Es por eso, que los niños duermen tantas horas, y aquí pueden tolerar una menor medida de estos estados destructivos catabólicos. El cuerpo etérico tiene una doble función en el estado despierto: una parte tiene que impedir que el sistema nervioso se extinga por completo, está en constante conexión con el sistema nervioso. La otra parte del cuerpo etérico, durante el día se encuentra extraída para el pensar y tiene una relación estrecha hacia el cuerpo astral y la organización del yo, con lo cual se posibilita el pensar, a lo cual asimismo pertenece la afinación de lo pensado (cuerpo astral), así como la voluntad (organización del yo).

1. Espíritu a modo de unidad compuesta por cuerpo etérico, cuerpo astral y yo
Los tres forman una unidad, que señalamos como “espíritu”, o como “pensar”. Al respecto se trata de la estrecha unión entre el contingente de la esencia de nuestro ser, la organización del yo, el cuerpo astral y el cuerpo etérico.
Dado que ninguna persona tan solo tiene pensamientos – también necesitamos al cuerpo astral para tomar conciencia de lo pensamientos, de no ser así, nada sabríamos de nuestros pensamientos. Los bebes también tienen pensamientos, pero aún no pueden tomar conciencia de los mismos. La organización del yo a su vez tiene que activar la consciente vida del pensamiento: tenemos que analizar cosas, destacar cosas, seleccionar ideas, concentrarnos, enfocarnos, etc.
• La real tarea del pensamiento parte del yo,
• El cuerpo astral convierte en consciente a ese proceso
• Y el cuerpo etérico aporta al material de los pensamientos
La síntesis de estos tres, la denominamos espíritu humano. Rudolf Steiner lo denomina espíritu por el hecho de tratarse de una competencia extra-corpórea. El cuerpo no es menos espiritual, ni tampoco el alma carece de espíritu. Por lo tanto ¿con qué derecho estamos hablando aquí de espíritu? Porque el espíritu puro no se encarna. Por esa razón es correcto elegir el concepto de “espíritu”.

2. El cuerpo a modo de espíritu encarnado
El cuerpo en cambio, es el contexto legal relacionado con la materia, o bien el lugar en el cual se han encarnado los cuatro miembros del ser – el cuerpo es espíritu encarnado: organización del yo, cuerpo astral y cuerpo etérico, vivifican, animan y transespiritualizan a la figura humana con espíritu, alma y vida. Al estar debidamente encarnados, el hombre está sano. La quinta esencia del cuerpo la encontramos en nuestro sistema metabólico, en el cual están encarnados los cuatro miembros del ser.
Los ingleses diferencian entre body y corps, entre el cuerpo muerto, exento de espíritu y el cuerpo transpuesto de alma y espíritu, body.
En el idioma alemán, empleamos al término “Leib”. Rudolf Steiner en lo “fundamental” emplea con preferencia el término de “organización” para cada uno de los cuatro miembros del ser.
Esto, lo considero en el futuro también como terminología más adecuada. Dado que las personas que desconocen al termino-cuerpo usual nuestro, el concepto de la organización le transmite en medida mayor, que la vida se halla organizada en todos los planos. Con el concepto cuerpo, casi siempre se asocia algo corpóreo. En el caso de los miembros del ser se trata empero de sistemas de organización puramente espirituales, o como Steiner también dice, de “contextos de leyes”: un contexto, toda una familia de leyes, que posibilitan vida, lo anímico, así como lo intencional volitivo y espiritual.

3. El alma
El alma es el lugar de la mediación entre el cuerpo y el espíritu, de modo tal que el hombre con la ayuda de su cuerpo, puede vivenciar su ser individual-espiritual. En el alma tiene lugar del encuentro íntimo consigo mismo y con el mundo. El alma respira y oscila entre adentro y afuera, entre el cuerpo y el espíritu, al alma le debemos la facultad del desarrollo de un sentimiento referido a nuestro yo y referido al mundo.
La vida anímica, o bien de nuestros sentimiento se posibilita a partir de la tarea conjunta de la organización del yo extra-corpórea y cuerpo astral extra corpóreo: la organización del yo es plenamente exenta de lo corpóreo y el cuerpo astral mantiene la conexión hacia el cuerpo a través de la respiración: en la inhalación se encuentra más conectado, en la exhalación está activo con mayor libertad. Es por ello que nuestro sentimiento a los impulsos de alma, los vivenciamos marcados por la voluntad y no iluminados por los pensamientos. Nuestros sentimientos, a los impulsos del alma, los vivenciamos marcados por la voluntad y no iluminados por los pensamientos. Nuestros sentimientos siempre están transpuestos por la voluntad, porque la organización del yo, el yo, vive en el alma y vivencia estos sentimientos, se siente relacionado con los mismos y trata de manejarlos. Es por ello que sentimos en lo anímico, lo vivenciamos de manera muy personal, porque allí tan solo tienen un trato mutuo, el yo y el cuerpo astral, estando excluido el mundo objetivo de lo etérico y lo físico.

LO QUE ACONTECE CUANDO CONCILIAMOS EL SUEÑO

¿Qué significado tiene todo esto para el sueño? Tomemos la persona adulta en la mitad de la vida. Durante el día dispone de una despierta vida espiritual y anímica, así como una sana vida de su cuerpo. A la noche al quedar dormido, se produce ese dramático incidente, que el cuerpo etérico se desprende del cuerpo astral y la organización del yo, relacionándose nuevamente con la parte del cuerpo etérico que permaneció en el cuerpo y el cuerpo físico, para la regeneración nocturna del sistema nervioso.
Cuando este desprendimiento no puede tener lugar, se producen trastornos en el sueño, cuando los miembros del ser permanecen “enganchados”. El motivo para ello son los sentimientos que impulsan al carrusel de los pensamientos. El cuerpo astral adora el movimiento giratorio. Cuando entonces los pensamientos giran y giran, podemos estar seguros que el cuerpo astral ha asumido la conducción mientras que el yo no puede imponerse pensando.
La separación que conduce a un sano sueño, a veces la podemos experimentar al quedar dormidos, cuando de pronto nos estremecemos. Entonces ya nos habíamos expandido, la organización del yo y el cuerpo astral ya estaban dispuestos a alejarse y de pronto nos estremecemos y nos damos cuenta que estamos por quedar dormidos. En esta oportunidad, podemos vivenciar de maravillosa manera, al proceso del desprendimiento.

PROCESO SIMILAR EN LO ETÉRICO

Todos los daños, todos los procesos de destrucción acontecidos durante el estar despierto en oportunidad de la formación impresa en el sistema nervioso, durante la noche son subsanados por el mismo cuerpo etérico que ha ocasionado los daños durante el día, siendo que durante el día ejerció acción sobre el sistema nervioso, lo cual durante la noche enmienda.
Es una especie de principio similar. Cuando Wagner hace cantar a Parcival, cuando por segunda vez se encuentra con Amfortas el rey del Grial: “la herida tan solo la cierra la lanza que la produjo”, esto asimismo cobra validez para la regeneración durante el estar dormido: las heridas que la vida diurna ha efectuado a través del cuerpo etérico, el modo como hemos pensado acerca de aquello que hemos vivenciado, se ha impreso y tiene en lo posible ser equiparado desde adentro durante la noche.

EL VIAJE CÓSMICO DE TODAS LAS NOCHES, DEL CUERPO ASTRAL Y DEL YO

La organización del yo, noche tras noche durante el sueño se ausenta hacia el mundo de los seres. Allí se comunica con las jerarquías, se encuentra con todas las relaciones humanas y echa una mirada al actuar del destino que allí implementa. Dado que durante la noche estamos comunicados con todos los seres con los cuales el yo está relacionado. El cuerpo astral en cambio se vierte en la sabiduría en las revelaciones de los seres en el cosmos, en el cielo de las estrellas fijas y las esferas planetarias.
Estos dos miembros del ser, por la mañana retornan refrescados, y de las amplitudes cósmicas traen réplicas, que luego transmiten al cuerpo etérico, que también procede del mundo cósmico, que empero por la noche no puede ausentarse, de modo tal que a la hora del despertar, también el experimenta un refresco cósmico del mundo espiritual, el mundo de la noche.

REFRESCO PROCEDENTE DEL COSMOS PARA EL NIÑO

Todo esto no es posible hasta el noveno año de vida. Además el niño puede llevar al mundo nocturno tan solo aquello que ha vivenciado en su medio circundante, con los maestros, los padres y otras personas queridas, en su relación con el mundo, su relación con Dios, su relación con los objetos, el sentido de las cosas. Mediante su capacidad imitativa, todo esto es integrado por el niño durante el dio, hasta la postura más íntima de un ser humano de manera intensiva. Lo absorbido por un lado en el cuerpo etérico activo en la actividad sensoria y por el otro lado en el cuerpo etérico activo en el pensar, se imprime en el cuerpo etérico y durante la noche se ocupa de la regeneración. Para los niños hasta el noveno año de vida, por lo tanto el mundo humano, así como el mundo de la naturaleza y de los objetos que los rodea, tiene que ser el sustituto del encuentro nocturno con el mundo existencial y el mundo estelar-cósmico. Los vivencian en el reflejo terrenal.
Esto naturalmente ayuda a convertirse en habitantes de la tierra de su época, por el hecho de que vivencian su entorno humano y terrestre a modo de mundo espiritual, al cual entran y van conociendo. Recién cuando han realizado esto de manera contundente, cuando de hecho han tomado contacto con el mundo de la tierra y del destino, comienzan a tomar en manos propias su destino a partir de la adolescencia, a configurarlo de manera real. Con anterioridad, esto no es posible. Esta es la figura básica más importante, con respecto a nuestra constelación de los miembros del ser en el dormir y en el estar despierto.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

Pregunta: ¿por qué los tres primeros años deben ser acompañados de diferente manera que el tiempo hasta el rubicon?
Respuesta: Porque allí los niños están conectados de manera directa a la conducción espiritual, a través de las fuerzas del Cristo.
Sus palabras: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” – son “programa” en los tres primeros años, en los cuales el niño conquista el paso erguido, dice tan solo la verdad y en el pensar conquista su vida, su espiritual consciente. Al observar como hoy se está tratando a menudo de a los niños en los tres primeros años de vida, podemos suponer que casi todos los niños son objeto de daños ¡Tan solo si tomamos en cuenta los lugares a los cuales son llevados los lactantes! Siento un gran consuelo al pensar que estos daños no se ejecutan de plena manera, por el hecho de que estos tres primeros años, aun se encuentran bajo la fuerte protección del mundo espiritual.

Rudolf Steiner refiere, como las fuerzas del Cristo mismas, rodean, protegen y acompañan a los niños en los tres primeros años de la vida. En contemplación a la muerte y también al conciliar el sueño decimos: in christomorimur. Vale decir, que en realidad al morir, nos integramos a la entidad del Cristo, él se encuentra en el umbral. Él es aquel que encarna de íntegra manera, la muerte y la resurrección, la encarna y la comprende, ÉL es el espíritu del umbral. Y asimismo se encuentra en el umbral del parto.

Cuando decimos: de Dios hemos nacido, con ellos nos estamos refiriendo al Padre y al Cristo, que son uno solo. Cuando decimos: en el Cristo morimos, en correspondencia a ello, suponemos asimismo que a través del Cristo vamos al Padre. El Espíritu Santo cumple su misión durante la vida terrenal. Quiere darnos orientación aquí, en dirección al Padre y al Hijo. Cuando no implementamos empero a nuestro espiritual para el bien nuestro y el bien de los demás, comentemos un pecado contra nosotros mismo y contra el Espíritu Santo.

En los niños pequeños aún existe esa proximidad al umbral, razón por la cual el amo del carma, de manera muy personal, procura siempre también de una selección justiciera del destino de las impresiones del medio circundante, con respecto a aquello que debe cobrar profundidad y aquello que debería ser repelido. Al respecto existe una determinada variabilidad, que tiene que ver con el destino del niño.
A partir de la capacidad de decir yo a sí mismo, esa fuerza se retira.

Entonces, todo llega al niño sin filtro, por el hecho de que allí ya emerge la voluntad propia, el propio ser del niño, replegándose el mundo espiritual.
Pregunta: el cuerpo astral es responsable para los trastornos del sueño - ¿de dónde proceden estos sentimientos?
Respuesta: Los sentimientos son la sustancia del cuerpo astral, del mismo modo como los pensamientos son la sustancia del cuerpo etérico. Dado que los miembros del ser todos tienen su forma y sustancia específica: el cuerpo astral crea forma, al membrar, al crear intervalos, al diferenciar. Su sustancia empero es el sentimiento o es música pura, cuando lo tomamos de manera cósmica. Armonía-disonancia. Esa es su esencia.
Todos los miembros del ser le debemos al hecho de que para ello, seres superiores han donado su sustancia. Así y todo, los miembros del ser poseen una vida propia, libre e individual. Las jerarquías quieren, que le demos un buen trato a sus obsequios:

• El cuerpo astral procede de la sustancia del ser de los Dynamis, los ESPIRITUS DEL MOVIMIENTO. Es por ello que a nuestros sentimientos los vivenciamos de una manera tan dinámica. Motivación, moción, emoción – hasta el empleo lingüístico, reconocemos ese mundo del cual proceden nuestros sentimientos.
• Los pensamientos de igual manera móviles, poseen algo mucho más perfilado. Son mucho más nítidos, poseen una sustancialidad muy diferente a nuestra dinámica de los sentimientos. El cuerpo etérico procede de los Kyriotetes, los ESPIRITUS DE LA SABIDURÍA. También nuestro pensar es un fragmento de la sabiduría universal, vale decir, que todo lo podríamos saber, si tan solo lo quisiéramos, nada se nos impide. Con toda libertad podemos adquirir todo el conocimiento de este mundo.
• La voluntad es una fuerza de configuración y de forma. Proviene de los Exusiai, los ESPIRITUS DE LA FORMA, que poseen el poder de imprimir su sello a las cosas. Esa es la sustancia de nuestra voluntad y de la organización de nuestro yo.
• El cuerpo físico se ha generado del ofertorio de los Throne, los ESPIRITUS DE LA VOLUNTAD. Eso significa que portamos sustancia del mundo, sustancia de la creación, estando dotados con la voluntad de convertirnos en ser humano, con voluntad de desarrollo.
Lo decisivo es tener presente esa idea del ofertorio: el cuádruple cuerpo es realmente un don que hemos recibido de la evolución, para que con él llevemos a cabo algo válido referido al avance del destino, tal como lo indica el lema: “…una existencia humana plena…”

7.5.2018