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-  Experiencias con el crear plástico elemental en los primeros tres años escolares

Helle Loewe 4.

4. Loewe, Hella: Modelado elemental. Formación de la voluntad mediante el captar de la forma en los tres primeros años escolares – Editorial NWWP Verlag, Stuttgart 2004 – ISBN: 3-9808485-8-2

Adicionalmente al Dibujo de formas y a la Pintura, en los tres primeros grados he trabajado el Modelado con los niños.
Este hecho, tiene la siguiente historia previa:
       En el verano de 1986 he tomado a mi cargo por segunda vez un primer grado con 36 niños; en la Libre Escuela Waldorf Am Krähenwald. Todo maestro del primer grado sabe, que para los niños – aún, teniendo la experiencia del jardín de infantes – no les es fácil  confrontarse con deberes diferentes. En este nuevo grado, rápidamente quedó en evidencia, que allí se habían reunido talentos múltiples, así como la influencia de diferentes pueblos, idiomas y religiones. A partir de esta mezcla multicultural surgieron visibles y perceptibles tensiones en la convivencia social, en algunos niños esto condujo a violentas agresiones. Debido a ello, otros niños recibieron serias lesiones físicas, aparte de la angustia anímica. El comportamiento de los niños aún no facultados socialmente, dificultaba y hasta impedía el trabajo pleno de sentido en la primera parte de la clase principal de 8:00 a 9:45 de la mañana en la cual se practica sobre todo, el movimiento rítmico en conjunto, el hablar y el cantar – en la mayoría de las veces en la ronda – También durante el recreo en el patio a menudo se produjeron situaciones extremadamente críticas. Los métodos pedagógicos tradicionales que he empleado, no dieron un resultado satisfactorio. No podía hacerme cargo de esta situación por un tiempo más prolongado. Por esa razón tuve la pregunta: ¿Cómo puede ser desviada la agresividad acumulada, que se manifiesta en estas manos infantiles, empujando, golpeando, torturando, estrangulando lo cual no puede ser expresión de impulso infantil de acción, sino más bien de miedos y de inseguridad?
      Como respuesta a esa pregunta tuve la siguiente idea:
      Quería llevar a las manos de los niños, un material terrestre y compacto, con el cual debían trabajar – debía ser tierra, arcilla.
Quería modelar con ellos y con todos los niños del grado. ¿Por qué, justamente esa tarea del modelado? Me han preguntado más tarde. Como yo misma había realizado a menudo esta tarea con mucha alegría, sabía, qué aspecto benéfico, liberador, el crear modelando puede ejercer sobre quien lo practica.
Por esa razón imaginé el efecto sanador sobre los niños con problemas de ese grado, pudiendo derivar su agresividad acumulada y sus miedos al material para modelar, la arcilla, tan agradable al tacto. Asimismo conté con el hecho, que tendría un efecto positivo sobre los niños, si podían actuar plenamente con ambas manos, aprendiendo así, a sensibilizar las palmas de sus manos. Esperaba de que mediante una actividad volitiva guiada tal, podía brindarle una ayuda a todo el grupo de niños. Debía tratarse de ejercicios artísticos-terapéuticos para que  presten ayuda, eso pensé.
       Después de haber tomado esa decisión se hizo sentir fuertemente mi conciencia de responsabilidad frente al plan didáctico y frente a mis colegas. ¿Por qué?. Modelar con arcilla en un primer grado – según mi conocimiento- por entonces no era usual en la Escuela Waldorf. En la época navideña, algunos maestros preparaban pequeñas figuras de cera de abejas con sus alumnos de primero y segundo grado. El modelado de figuras y formas elementales que no representan objetos, de arcilla, era reconocido y practicado por muy pocos maestros en los primeros años escolares de tercero y cuarto grado como parte de la enseñanza artística – configurativa, y poco se practicaba. Frente a ese trasfondo, le debo gratitud al cuerpo docente  de aquel entonces en la Libre Escuela Waldorf Am Kräherwald, que expresamente me ha otorgado la libertad de emprender ese camino no-usual con los niños en los primeros tres grados. Ha acompañado mi trabajo – sobre todo, en la fase inicial, con interés crítico y a su vez benevolente.
     Hablé acerca de mi decisión con una experta docente del Seminario para la Pedagogía Waldorf en la Libre Escuela Superior de Stuttgart, quien antes de su actividad en el seminario, había dado clases a alumnos de todas las edades. Gracias a su iniciativa, poco tiempo después de que yo comenzara la tarea del modelado con  los niños, se ha reunido un pequeño grupo de colegas, dispuestos a colaborar en un trabajo pedagógico de investigación en el campo de la configuración plástica en los tres primeros años escolares. Entre ellos hubo otros dos docentes de la Libre Escuela Superior de Stuttgart, que al igual que la docente antes mencionada, ejercía una actividad en el ámbito del modelado, de la plástica. Los tres me animaron a llevar a cabo aquello, que me parecía ser lo correcto para los niños que me habían sido confiados y, lo que la vida estaba exigiendo en ese momento, independientemente de aquello que era lo usual. Ese grupo de trabajo, al que inicialmente pertenecían también tres maestros de grado de otras escuelas Waldorf, por razones de tiempo pudo reunirse pocas veces en el curso de tres años. A pesar de ello, se ha logrado mediante el trabajo intensivo, abrir un camino metódico para el modelado de formas elementales con los niños en los grados inferiores, acorde en su sentido con las indicaciones dadas por Rudolf Steiner. En ocasión de cada nuevo encuentro del grupo se incluyeron las experiencias pedagógico-prácticas que había realizado con los niños en mi grado, en la búsqueda de las formas adecuadas. De esta manera, se desarrollaron formas claras y simples, fáciles adaptarse a las manos de los niños pequeños. En correspondencia a la edad de los niños se evitaron en esas formas, toda clase de aristas, puntas, huecos y espacios interiores. El resultado fueron formas rellenas de clara configuración. Para el camino buscado y emprendido, se descartaron los trabajos en relieve y los trabajos de construcción sobre una base firme. Durante esa época comenzó  asimismo la búsqueda con respecto a indicaciones de Rudolf Steiner referidas a la configuración plástica para los niños de esa edad, siendo que así, poco a poco se hallaron datos importantes. De esta manera, se han generado los pilares básicos de esta serie de formas, que muestran de modo ejemplar, los pasos emprendidos guiados por la Antropología General, el Estudio del Hombre como base de la Pedagogía. Al respecto, se trata de una selección de formas del descripto proceso originario, complementada por algunas formas desarrolladas en el curso de los años siguientes por mí, pero, realizadas en el sentido del trabajo mancomunado, previo. Esta serie de formas puede ser de utilidad para los pedagogos interesados, pero, posiblemente puede servir de incentivo también a terapeutas y padres en su  trabajo con los niños.
      Del grado empero, que ha dado el impulso a estas investigaciones pedagógicas, brevemente puedo informar lo siguiente: El trabajo en el campo del modelado plástico se incrementó mediante el trabajo regular del modelado durante los meses del otoño y del invierno, manteniéndose en lo posible también el día semanal de Pintura. El Dibujo de formas seguía siendo practicado por los niños en épocas de clases de tres a cuatro semanas. Esto, ha cobrado un efecto excepcionalmente armonizador sobre toda la comunidad. Los niños especialmente agresivos, en el curso del tiempo, se han integrado de modo cada vez mejor a esta actividad volitiva, de la creación plástica llevada a cabo consecuentemente, aprendiendo cada vez más a  poner freno a su propia voluntad.
S 187 / 188

Quien al sentido del habla comprende
El mundo se revela
En imagen;

Quien al alma del habla escucha,
El mundo se abre
Cual ser;

Quien al espíritu del habla vivencia,
El mundo lo obsequia
Con fuerza de sabiduría;

Quien al habla puede amar,
Ella misma le otorgará
  Su propio poder.

Quiero yo corazón y sentido
Al espíritu y al alma
De la palabra orientar;

Y en el amor
Hacia ella percibirme a mi mismo
Recién en plenitud.

Rudolf Steiner